Adolescentes en riesgo

En Arequipa, uno de cada dos escolares de quinto año de secundaria ingiere bebidas alcohólicas y el 55 % de estos habituales consumidores admiten ser ‘bebedores problemáticos’.

Rolando Vilca Begazo

¡Atención, padres de familia! Si sus hijos asisten a las fiestas de fin de semestre de la universidad o a una de las principales discotecas de la ciudad, no solo están expuestos a caer en las garras del alcoholismo, sino también del consumo de drogas peligrosas como el LSD.

El jefe del Departamento Antidrogas de la Policía Nacional del Perú (Depandro), comandante PNP Edward Vásquez Acaro, confirmó a Encuentro que días atrás intervinieron a una pareja de personas que comercializaba LSD en reconocidas discotecas de Arequipa y en fiestas electrónicas realizadas en el distrito de Yanahuara.

Esta sustancia sintética, obtenida a partir del ácido lisérgico, es un alucinógeno muy potente, cuyos efectos pueden durar de tres a doce horas. Provoca distorsiones perceptivas, entre ellas: una mayor sensibilidad a través de los sentidos (tacto, vista, oído, olfato y gusto).

Sus efectos físicos incluyen dilatación de las pupilas, sudoración, falta de apetito, insomnio, sequedad en la boca, temblores y aumento de la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial.

Según estudios médicos, esta droga puede ocasionar alteraciones psiquiátricas graves, como estados de paranoia, psicosis, alucinosis, esquizofrenia, ansiedad extrema o ataques de pánico. Puede desencadenar estados de esquizofrenia crónicos o trastornos de ansiedad temporal. De ahí que su consumo sea muy peligroso para la salud de cualquier persona.

De acuerdo con las investigaciones policiales, el LSD que se comercializa en Arequipa provendría de México o Brasil y se vendería, cada dosis, entre 80 y 100 soles.
“El problema es que esta droga no es muy detectable por los padres de familia, ya que se vende en pequeñas tabletas cuadradas que van adheridas a un papel y se colocan debajo de la lengua para sentir sus efectos”, afirmó Edward Vásquez.

Inicio temprano

Otro aspecto que llama la atención es el inicio temprano en el consumo de drogas ilegales. Estudios realizados en colegios de Arequipa determinaron que desde los 12 años se empieza con el uso de inhalantes, a partir de los 13 años prueban éxtasis y PBC, y cerca de los 14 años ya experimentan con la cocaína y la marihuana. En el caso de las drogas legales (tabaco y alcohol), el consumo se inicia entre los 12 y 13 años de edad.

Además, se evidenció que uno de cada dos escolares de quinto año de secundaria ingiere bebidas alcohólicas y el 55 % de estos habituales consumidores admiten ser ‘bebedores problemáticos’.

Estadísticamente hablando, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) identificó que en Arequipa existirían entre 100 000 y 150 000 personas dependientes del alcohol; entre 20 000 y 35 000 dependientes del tabaco; 10 000 adictos a la marihuana; 2 000 al clorhidrato de cocaína, y 3 000 a la pasta básica de cocaína (PBC).

Importancia de la familia

El especialista en adicciones de la Gerencia Regional de Salud, Mauricio Benavente Loza, se mostró preocupado por estas cifras y consideró muy importante el modelo de comportamiento que se observa al interior de las familias, para incurrir o no en una eventual adicción de drogas legales o ilegales.

La ciencia médica indica que el 60 % de adicciones tienen origen genético (factores hereditarios) y el 40 % se deben a factores sociales, donde las familias disfuncionales o los casos de violencia familiar repercuten en los adolescentes y los pueden llevar al consumo de estas sustancias.

“Los jóvenes aprenden por modelos. Si en casa el modelo de padre, al que quieren y observan, es bebedor o fumador, entonces el niño aprende que fumando o bebiendo es feliz, socializa y comparte con sus amigos. Ese es el mensaje que se da a los jóvenes hoy en día”, afirmó.

En relación al tiempo que toma generar una adicción, Benavente explicó que depende del tipo de droga. En el caso del alcohol se requiere de diez años de consumo para ser adictivo; pero en otros casos como la PBC, la cocaína, el crack y la heroína, cuyos tiempos de consumo son más cortos, “puede requerirse de meses o incluso semanas de exposición a estas drogas” para que una persona se convierta en un consumidor compulsivo.

Nuevas adicciones

Un tema que va creciendo de manera silenciosa en los últimos años es la ciberadicción. Los juegos en red como Dota 2, en opinión de Benavente, son muy adictivos, por lo que los padres de familia deberían supervisar más a los niños y los adolescentes que recurren a esta distracción.

De igual forma, recomendó vigilar el uso de los celulares y las tablets en los menores de cinco años, ya que podría conducirlos a los juegos violentos, que a la larga pueden desencadenar una dependencia.

Rehabilitación

Sobre la rehabilitación de los consumidores de drogas, la experiencia médica sostiene que si reciben tratamiento oportuno se curan entre el 18 y el 20 % de los casos. Este porcentaje puede subir a 40 % si se incluye el internamiento del paciente por el tiempo que sea necesario.

Aquí es importante tener en cuenta no solo la escasa existencia de centros de rehabilitación, sino la falta de profesionales especialistas en adicciones. Benavente reveló que en el sector público, a nivel nacional, solo hay cuatro profesionales formados en adicciones en una universidad y otros 15 se especializaron ya en el campo profesional.
“En el Perú, se necesita de unos 180 centros de salud mental, pero no se cuenta ni con 50, y se requiere de tres psiquiatras especialistas en adicciones por cada establecimiento”, explicó Benavente.

En Arequipa, se implementaron cinco centros comunitarios de salud mental, que atienden 12 horas al día. Allí, los casos más atendidos son depresión, ansiedad, violencia y adicciones al alcohol o a las drogas ilegales, en ese orden.

Más presupuesto

Mauricio Benavente también consideró necesario replantear la asignación presupuestal del sector Salud. En este momento, en el Perú se invierten 320 dólares por cada habitante para atender problemas de salud física, pero solo se destinan 10 dólares para la salud mental de cada ciudadano. “La relación debe llegar por lo menos al 50 %. Solo así contaremos con los recursos necesarios para recuperar la salud mental de las personas”, agregó.


No funcionan

Según la Gerencia Regional de Salud, las prácticas menos efectivas para evitar el consumo de alcohol son: promover actividades sin alcohol, educación sobre alcohol en los colegios, educación de los estudiantes universitarios, mensajes de servicio público, etiquetas de advertencia en las botellas y la designación de conductores (amigo elegido).


La cifra

En Arequipa existirían entre 100 000 y 150 000 personas dependientes del alcohol; entre 20 000 y 35 000 dependientes del tabaco; 10 000 adictos a la marihuana; 2 000 al clorhidrato de cocaína, y 3 000 a la pasta básica de cocaína (PBC).

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