“Gasoducto boliviano facilitaría el desarrollo del sur del Perú”

A diferencia del proyecto peruano que aún no tiene asegurado el suministro de gas

Días atrás, Martín Vizcarra y Evo Morales suscribieron varios acuerdos de cooperación entre Perú y Bolivia.

Carlos Herrera, exministro de Energía y Minas, aclara que la propuesta del país altiplánico sería más factible que el gasoducto sur peruano.

Además, en el corto plazo, en las regiones del sur se podrá comprar el balón de GLP a menor precio.

Rolando Vilca Begazo

Carlos Herrera Descalzi fue ministro de Energía y Minas en el primer año de gobierno de Ollanta Humala.

¿Qué tan beneficioso para el sur del Perú es el acuerdo de integración energética suscrito entre Perú y Bolivia para promover la interconexión de gasoductos?

Le permite al Perú tener acceso a una segunda fuente de gas natural, como los pozos del yacimiento de Tarija [en Bolivia], que son tan importantes como los de Camisea. Además, para el abastecimiento de gas, el Perú depende solo de Camisea desde hace 20 años.

El tema que no está definido en detalle y que quizás sea el punto más débil en estos momentos es que no se tienen los estudios ni el proyecto listo para ejecutar el gasoducto boliviano, pero eso le corresponde al Gobierno de ese país.

[El gasoducto boliviano] facilitaría el desarrollo del sur del Perú, porque los problemas que tiene el gasoducto sur peruano son propios. El principal problema es que no tiene asegurado el suministro de gas para los consumidores.

¿Qué impacto tendrá el gasoducto boliviano en la ejecución del Sistema Integrado de Transporte de Gas del Sur (SIT Gas), que reemplaza al proyecto del gasoducto sur peruano?

Facilitaría el desarrollo del sur del Perú, porque los problemas que tiene el gasoducto sur peruano son propios. El principal problema es que no tiene asegurado el suministro de gas para los consumidores.

Los que tuvieron la concesión del gasoducto sur peruano se encontraron con la dificultad de que los proveedores de gas no querían suscribir acuerdos de suministro. Es decir, no había proveedores [de gas natural], pese a que el proyecto tenía un avance importante en las inversiones y que la región sur tuvo la mejor voluntad, incluso los proyectos de consumo de gas eran factibles. Desde entonces, la situación no ha cambiado mucho. Además, en los últimos años, el Perú no ha hecho un descubrimiento importante de [reservas de] gas y no significa que no lo tenga.

El dato

En enero del 2017, se canceló el contrato del gasoducto sur peruano. El gobierno anunció una nueva licitación para el primer trimestre del 2018 y luego la postergó para fines de ese año. Ahora, la nueva fecha es el 2020.

Es decir, ¿en este momento, no se puede garantizar la ejecución del SIT Gas porque no se tiene asegurada la disponibilidad del gas natural para llevarlo al sur del Perú?

Claro. No en los discursos [políticos], pero sí en los hechos y en los documentos técnicos. Cuando uno quiere hacer uno de estos proyectos y hay un inversionista que quiere hacer una petroquímica, por ejemplo, y que invertirá una gran cantidad de millones de dólares, tiene que asegurarse de que tendrá gas por los menos de 20 a 30 años y que el precio estará definido. Porque si no tiene gas, la planta no funciona y si el precio es muy alto, tampoco es rentable. Esas dos cosas deben definirse. Nadie hará una inversión para usar gas natural si antes no se tiene asegurado el suministro en cantidad y precio.

¿Esta situación haría peligrar la licitación de la nueva versión del gasoducto sur peruano (SIT Gas), prevista para el siguiente año?

Pienso que sí. Si se le quiere dar un esquema racional, será difícil, a menos que se cuente con los contratos suscritos [de suministro].

Si se quiere obtener gas natural del lote 88 y este no aumentó sus reservas, no sabemos si pueda abastecer [al país] por 20 años más. Además, en este momento, los proyectos que atiende de generación eléctrica, industrias y por consumo residencial deben garantizarse por 20 años más, porque los contratos iniciales comenzarán a vencerse a partir del 2020 y deben renovarse. Entonces, habrá que preguntarse si el lote 88 tiene las reservas suficientes para atender de manera simultánea la demanda del centro y del sur del país.

¿El gasoducto boliviano podrá salir más rápido que el SIT Gas?

Por lo menos tiene las reservas disponibles. Bolivia exporta gas a Brasil y Argentina, que son dos mercados enormes, pero ahora Argentina tiene uno de los yacimientos más grandes de gas no convencional (shale gas), que es Vaca Muerta, y lo está empezando a explotar. Y Brasil tiene quizás el mayor hallazgo de yacimiento de petróleo y gas en el presal [cuenca marina del océano Atlántico]. Entonces, ambos países dejarán de consumir el gas boliviano y Bolivia dejará de contar con una fuente importante de ingresos para su economía.

El sur solo podría acceder al gas natural por ducto y un GLP más económico si ambos recursos llegan de Bolivia.

Entonces, ¿solo le queda exportar este recurso a otros mercados?

Así es, y para ello, salir por el océano Atlántico es difícil. Por el Pacífico tiene dos opciones: Chile y Perú. Por Chile, es complicado por razones políticas y los conflictos diplomáticos. Ahora, la salida por territorio peruano le genera dos alternativas: mirar el mercado asiático a partir de la instalación de una planta de licuefacción y atender al propio mercado peruano.

Habrá que preguntarse si el lote 88 tiene las reservas suficientes para atender de manera simultánea la demanda del centro y del sur del país.

¿Cuánto tiempo tomaría desarrollar el proyecto del gasoducto boliviano?

En estudios, no menos de seis meses, incluyendo los de ingeniería preliminar; y para una primera etapa de financiamiento, no menos de año y medio. Después de eso, se podría iniciar la ejecución y cuando se tengan los acuerdos a firme, es decir, tener en claro los volúmenes de gas disponibles, el precio y la calidad del recurso que se va a entregar.

Al 2021, se ejecutaría el gasoducto boliviano

Es decir, ¿en dos años se pueden iniciar las obras?

En un escenario optimista, las obras tomarán no menos de tres años. Este es un proyecto con una longitud de intervención mayor y quizás más costoso que el gasoducto sur peruano. Las reservas de gas boliviano están en el llano amazónico de Tarija, cerca de Santa Cruz; ese gasoducto tiene que subir por el altiplano y luego bajar hacia el Pacífico.

Tampoco se exagera al decir que el gasoducto boliviano podría salir más rápido que el SIT Gas.

Si se toma en cuenta el tema de las reservas del recurso, definitivamente sí. Pero habría que ver los costos del gasoducto boliviano. El esquema anterior del gasoducto sur peruano era muy caro, por los costos por kilómetro y el volumen de transporte con el que fue diseñado, de 500 millones de pies cúbicos por día. El costo por transporte era cerca de 5 dólares el millar de pies cúbicos o por millón de BTU (unidad térmica británica, en inglés). Para ponerlo en términos coloquiales: solo la lavada es más cara que la camisa. Además, a ese costo se debía añadir el precio del gas y ya se comentaba que este estaba regulado solo para el caso del lote 88 y no para el lote 58. [Lo cual originaría un incremento en el costo del transporte].

En el Perú, hay un mercado libre para la venta de balones de gas, es decir, el precio lo fija quien vende y es regulado por la competencia, pero casi no hay competencia, por eso el que vende tiene la sartén por el mango.

Balón de GLP más barato

También se acordó facilitar la comercialización de balones de GLP de Bolivia en las regiones del sur del Perú. Esto ayudaría a abaratar el costo de este producto, que en este momento llega a 40 soles, en promedio.

Ese precio es muy alto. En el Perú, hay un mercado libre para la venta de balones de gas, es decir, el precio lo fija quien vende y es regulado por la competencia, pero casi no hay competencia, por eso el que vende tiene la sartén por el mango.

Además, el Perú disminuyó la producción de hidrocarburos líquidos y volvimos a ser importadores netos. Entonces, da igual importar estos líquidos de ultramar o de Bolivia, [para producir GLP], habría que ver la diferencia de precios.

Luis Alberto Sánchez, ministro de Hidrocarburos, de Bolivia, anticipó que debido a que los costos de producción de GLP en su país son más bajos, podrían vender este recurso en 30 % menos del precio en el Perú.

Además, hay un tema de fronteras, con precios altos será imposible controlar el contrabando de balones de gas.

Bolivia tiene interés en exportar sus hidrocarburos porque eso le representa ingresos importantes. Lo que hará es comercializar su GLP en las regiones del sur con un costo menor. Entonces, si bien tendrá la potestad de fijar su precio, no sería posible establecer uno muy alto, porque con ello se mantendrá el contrabando. Con todo esto, el consumidor del sur saldrá beneficiado.

Para facilitar este comercio de GLP en el sur del Perú, ¿se requiere establecer previamente un marco legal y regulatorio?

El arancel se puede eliminar, no es problema, lo fija el Perú y no creo que lo establezca. Lo que sí se fijaría es la calidad del gas y la seguridad en los balones. El suministro boliviano tendría que cumplir los requerimientos peruanos, pero eso tampoco es difícil de lograr.

¿Esta intensión de sacar el gas boliviano por las costas peruanas podría atraer otra vez el interés de inversionistas por instalar plantas petroquímicas en Matarani o Ilo?

Claro, ahora se puede reactivar. La llegada del gas al sur es independiente de qué lado venga, sea de Bolivia o Perú. Si las condiciones de precio, seguridad de abastecimiento y calidad son las mismas, los efectos también serán los mismos. El Perú tiene la ventaja sobre Bolivia que es la salida al mar y por el litoral se puede distribuir a otros mercados.

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