Un mundo cada vez más dogmático

Max Silva Abbott
Doctor en Derecho

Vivimos en una época que se ufana de su notable espíritu de tolerancia y libertad para pensar casi cualquier cosa que se quiera, y que mira con desdén —cuando no con profundo desprecio— épocas pasadas, calificándolas de ‘dogmáticas’. Sin embargo, lo anterior cada vez se contradice con los hechos y las actitudes de muchos que dicen tener este espíritu, mostrando así, de manera opuesta a lo que tanto proclaman, que los verdaderamente dogmáticos son ellos.

Tal vez como nunca, lo ‘políticamente correcto’ está adquiriendo el carácter de dogma y, en consecuencia, oponerse a ello resulta altamente peligroso. Lo anterior se demuestra no solo con los gruesos epítetos que se lanzan contra los que no están alineados con lo ‘políticamente correcto’, sino además porque se hacen frecuentes todo tipo de amenazas en su contra: desde el linchamiento mediático hasta las demandas en tribunales.

¿Dónde han quedado la tolerancia y la libertad que dicen defender los que atacan de este modo? Si de verdad se pretende debatir las ideas y no imponerlas, es altamente contradictorio erizar la postura que se tenga con advertencias y amenazas, al punto que podría concluirse que el nivel de dichas advertencias y amenazas es inversamente proporcional a la solidez de los argumentos que se tienen.

Vivimos en una sociedad en la que el debate está siendo sustituido por el matonismo y la intolerancia. Así, por ejemplo, quien sostiene que el ser humano no es un animal es un soberbio insensible; el que critica la ideología de género es un retrógrado; aquel que no está de acuerdo con las exigencias del matrimonio homosexual es un homofóbico; el que es creyente es un intolerante; la persona que no es de izquierda es un fascista; quien cree en el mercado, un miserable explotador; y así podríamos seguir por un buen rato.

Se pretende excluir a quienes no se mueven dentro de las coordenadas de lo ‘políticamente correcto’, y preocupantemente se están empleando de manera creciente medios abiertamente coactivos para amedrentar o incluso neutralizar a quienes osen salirse de sus fronteras. Así las cosas, ¿quiénes son realmente los dogmáticos e intolerantes?

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