¿Qué implica hacer una elección razonable?

Alonso Begazo
Máster en Filosofía
Docente de Humanidades – UCSP

Quien se toma en serio la democracia entiende que es un error basar una elección política en el odio, el disgusto o el temor.

Fuera de las afinidades afectivas y experiencias de empatía con el candidato —que seguramente influyen en nuestras decisiones políticas— el voto siempre implica una elección racional.

Esta elección es una verdadera expresión de nuestro carácter personal, en donde la dirección que tomen nuestros afectos y emociones, debe estar subordinada a nuestra capacidad de descubrir lo verdadero y lo bueno.

Elegir movidos por antipatías o simpatías, lesiona la dimensión racional del proceso de elección, por lo que es indispensable cultivar razones que sostengan nuestra acción. ¿Cuáles son esas razones?  Podemos identificar tres: razones de naturaleza técnica, razones de naturaleza moral y razones de naturaleza ideológica.

Las razones de naturaleza técnica, son todos aquellos criterios forjados en torno a los planes de trabajo y propuestas de políticas públicas que proponen los candidatos, y sus equipos. Estas permiten que el ciudadano pueda fundamentar su elección, considerando las propuestas que representen un panorama de mayor beneficio individual o comunitario.

Cuando hablamos de razones de naturaleza moral, nos referimos a aquellas que se centran en el ‘obrar moral’ del candidato y su equipo, buscando valorar el conglomerado de virtudes del mismo, su compromiso con la justicia social, su capacidad de discrepar y discutir sin vejar la dignidad de los contrarios, sus vínculos con la corrupción y en buena cuenta, su disposición por cooperar con el desarrollo del bien común, no solo desde su actividad gubernamental, sino desde su propio dominio y señorío personal.

En el contexto político actual, el grueso de argumentos esgrimidos en la opinión pública se mueve por las razones antes enunciadas, sin embargo, constatamos un primer problema. ¿Cómo hacen los electores peruanos para emitir un voto basado en razones técnicas y morales en una coyuntura marcada por equipos técnicos deficientes, propuestas populistas e inviables, demostradas inconductas morales de los contendientes y sentados vínculos con la corrupción?

Este panorama desemboca en la perplejidad de juicio que buena parte del electorado padece al querer decantarse por alguna de las opciones, por lo que recurrir a las razones del plano ideológico podrían ser de imperiosa necesidad en este contexto.

La vorágine de esta segunda vuelta, habría logrado que se descuide el intento de explorar estas razones, que son fundamentales para realizar una elección política razonable, sobre todo porque los seres humanos procedemos y actuamos de acuerdo con lo que pensamos.

Esto no es distinto en los políticos, que gobiernan desde su particular dimensión ideológica y que es expresión de su cosmovisión personal.

Valorar las razones ideológicas y escudriñar en ellas, permite al electorado encontrar la razón del comportamiento moral y técnico del candidato, brindando unidad y consistencia al proceso de identificar y valorar razones para la elección. Por eso, hay que tomarse más en serio las primeras razones y preguntarnos, ¿qué ideología sostiene la propuesta política de este o aquel candidato?

Salir de la versión móvil