Navidad es Dios con nosotros

Renato Sumaria Del Campo
Periodista

Un grupo de musculosos duendes, sillas de casita de cuento; un árbol gigante en el medio, lleno de luces, bolas y colorinches. Luis Miguel como fondo musical. Las cámaras de los celulares hacen su aparición. Flashes por todos lados, niños ansiosos, padres compitiendo por la mejor toma.

Todos pugnan por inmortalizar el momento en el que estuvieron sentados al lado de Papa Noel, que es el centro de atención en el corredor principal de un mall en Arequipa.

Metros más allá, el silencio. El estruendo se reduce a las indicaciones de una joven madre a su pequeño hijo para que se pare al lado del Niñito Dios. No tiene el celular de última generación. Con suerte, obtiene tomas con un viejo artilugio de inicios de siglo. Digital, pero viejo.

El pesebre no tiene nada que ver con lo anterior. Una casa de madera vieja y tres imágenes de yeso colocadas sobre una superficie de paja nos recuerdan la escena de la salvación. No hay luces, no hay música de fondo, no hay más gente que esta sencilla mujer y su entusiasta hijo.

El club de fans del pesebre no es proporcional al de la casa de Papa Noel. Las luces de colores enceguecen a muchos y les impiden mirar que lo más extraordinario de nuestra historia ocurrió, precisamente, en el escenario más habitual y cotidiano de la vida: la familia.

Y esta es la mejor oferta de estos días: fascinación por lo sencillo, admiración por lo austero y retorno al silencio para comprender mejor nuestra vida. Vienen gratis. Tres por uno y sin pagar un centavo, para que muchos me entiendan.

Por estos días, hace 2019 años, Dios llegó a la tierra y fue recibido por un carpintero y una joven doncella de la tribu más pobre de Israel. Fueron a visitarlo unos cuantos pastores; le brindaron calor un burro y un buey en medio de una noche atravesada por el fulgor de una sola estrella. Nada de bulla estridente, nada de gordos regalones. La verdadera alegría es un niño envuelto en pañales.

La clave de la Navidad está en el “Dios con nosotros”, en vivir el conmovedor momento cuando “el Eterno entra en el tiempo, el Todo se esconde en la parte y Dios asume el rostro del hombre”, como dijo hermosamente san Juan Pablo II.

Son días buenos para ponerse de rodillas y escuchar. Dios, desde su pesebre, tiene mucho que decirnos. Es el cumpleaños de la fe y el dueño de la fiesta espera que alguien voltee la mirada, le desee feliz cumpleaños y le regale su corazón entero. Feliz Navidad para todos.

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