Los intereses mezquinos nos dejaron sin gobierno

Carlos Timaná Kure (*)
Politólogo

A un año de comenzar la era Pedro Pablo Kuczynski (PPK), la percepción en la opinión pública es que seguimos como veníamos con Humala: con un país en piloto automático, donde la economía da lo que puede por inercia, la inseguridad sigue su dinámica y el mandatario no asoma mucho la cabeza, aunque hable más en medios de comunicación que su antecesor.

Una de las principales banderas de PPK fue su perfil técnico; de hecho, así también nos vendió a su equipo de trabajo, señalando que con los resultados en la gestión cerrarían la boca a cualquiera que osara atacarlos con discursos políticos. Sin embargo, con tan solo 365 días de recorrido, esto es lo que respondió el presidente al ser consultado acerca de los logros del primer año: “Pensé que se podía hacer más en el primer año de gobierno” (La República 19/07/17).

El presidente de la reactivación y de los resultados técnicos está teniendo varios problemas para cumplir con su programa y sus promesas. Pero ¿dónde está el problema? ¿Se podría achacar la falta de logros y la profundización de problemas nuevos al obstruccionismo del fujimorismo? Creo que no; periodistas como Diana Seminario señalan que “la percepción de que hay muchos intereses privados detrás crece” (El Comercio 24/07/17), y le doy la razón.

Si bien es alto el precio que hay que pagar para ganar la presidencia —sino que lo diga Nadine y todo el flujo de recursos que quedó inscrito en sus agendas—, la forma cómo se llega es muy importante para el desarrollo del Gobierno y muchos de los votantes de PPK esperaban de él más agilidad. Creyeron ingenuamente que este tipo de compromisos que lo tienen inmovilizado solo estaban en la campaña de Keiko, pero son varios los indicios que nos muestran que no fue así.

El primer escándalo que le saltó fue el del exasesor Carlos Moreno, en octubre del año pasado, donde quedó al descubierto que los intereses que representa el señor Moreno están en el gobierno de turno, sea cual sea el color. La República señalaba que las primeras denuncias aparecen en la época de Fujimori (La República 5/12/16) y su relación especial con el MINSA siguió en los gobiernos posteriores.

Luego siguió el escándalo de Gilbert Violeta, congresista de Peruanos por el Kambio, quien fue denunciado por haber sido cobrador de cupos para candidaturas congresales en la lista del partido de gobierno (La República 18/10/16). Al señor Violeta no le pasó nada y siguió en su curul con el visto bueno del presidente (?).

Luego siguió toda la trama de la adenda y el contrato de Chinchero que, si bien varios especialistas señalaban que ya venía con problemas, el Gobierno decidió continuar con él hacia adelante hasta que, al resultar tan evidente el perjuicio a la nación, se condujo al más alto costo político: la renuncia del ministro Vizcarra.

A lo anterior hay que sumarle la forma como se ha manejado el caso del despido de las procuradoras; que si bien fue más un problema de forma que de fondo, dicho actuar refuerza la sensación de que el Gobierno no está trabajando realmente en contra de la corrupción.

Que los intereses particulares tienen maniatado al mandatario es evidente, y esto también justifica el magro resultado de su primer año de gobierno. Pero Kuczynski puede salvar los 4 años que vienen y dejarle un legado al país, esa grandeza es la que le debería dar libertad, porque nunca las va a hallar, tanto la grandeza y la paz, siguiendo el camino que le han trazado hasta ahora.

(*) El autor publica todos sus artículos en www.transformandoelperu.org.p

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