La responsabilidad de los padres de familia en la educación a distancia

Jorge Pacheco Tejada
Director del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo

Al retomar las actividades académicas de este año 2021, requerimos de un esfuerzo denodado para que la labor formativa, ayude a la formación integral que merecen nuestros hijos. Recordemos que este es un año muy especial para el Perú por tres motivos: el bicentenario de nuestra independencia, el cambio de autoridades gubernamentales y la lucha frontal contra la pandemia del COVID-19.

Además, este año ha sido dedicado a San José, patrono de la Iglesia universal y de la República Peruana, quien a lo largo de la historia tiene un lugar importante como modelo de padre de familia. En la carta que el Papa Francisco titula Con corazón de padre, lo califica como modelo a imitar en el mundo de hoy. “Un padre en la ternura en la obediencia y en la acogida. Un padre con valentía creativa, un trabajador siempre responsable en el que Jesús vio la ternura de Dios”.

En este contexto, me dirijo a los padres de familia para animarlos a una reflexión seria y profunda. Ya sabemos —por la experiencia del año anterior— que la educación no presencial, hecha a distancia desde las casas, implica mayor involucramiento de los padres en la educación escolar.

Son los padres quienes deben atender los horarios académicos de sus hijos y organizar el uso de las computadoras y otros medios de comunicación vía Internet. Son los padres de familia quienes deben estar más atentos para orientar a los hijos cuando tienen dificultades de conexión, de comprensión y de autoaprendizaje. Son pues los garantes de una adecuada administración del tiempo y de la comunicación con los profesores, y con las autoridades de la institución educativa.

Frente a esta situación —novedosa aún— de la educación a distancia, de las dificultades y limitaciones que conlleva, hay dos maneras de afrontarla: como ocaso o como amanecer, tal cual lo dijo recientemente un docente español. O vemos con  entusiasmo y esperanza la realidad o con desilusión y pesimismo. De nosotros depende. Eso no significa ocultar los problemas, sino más bien, verlos con mucho realismo. Mientras no veamos el problema, no podremos ver las soluciones

Las tres dificultades a las que se enfrentan los padres de familia en esta circunstancia concreta de la educación a distancia, son las que devienen de la mentalidad actual, las generadas por la tecnología y las propias de la enseñanza online.

Las referidas a la mentalidad actual, tienen que ver con el emotivismo, es decir, confiar sobre manera en los sentimientos, pero no solo se deben considerar las emociones, debe primar el criterio lógico y racional. De lo que se trata es de enseñarles a nuestros hijos a superar dificultades.

Respecto a las dificultades de la tecnología, debemos comprender que está al servicio de la docencia, no al revés. Finalmente, sobre las dificultades de la enseñanza online (si bien las reuniones virtuales cansan más que las presenciales), se debe valorar la profundidad y no la amplitud y ver esto como una situación temporal. La educación presencial volverá, por ello no debemos descuidar la formación integral.

En estas circunstancias, los docentes se exponen a los padres de familia a través de la virtualidad. El riesgo es una actitud crítica desmedida. Hay razones de peso por las cuales no es conveniente criticar a los profesores delante de los hijos, debido a que en la relación educativa hay un especial vínculo afectivo en base a la admiración. No olvidemos que la mirada del niño es una mirada límpida, exenta de prejuicios y estereotipos.

En época de pandemia, los padres de familia tienen un rol más activo en la formación de los hijos. Nuestra gran tarea, como dice la Oración a San José es que nuestros hijos “crezcan en gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres”. Señal de crecimiento es que aprendan a afrontar dificultades. Nuestra presencia debe tener el criterio de que no sea avasalladora, ni indiferente. No descuidar, como padres, la atención personalizada.

A manera de recomendación les recuerdo que es clave respetar las vías de comunicación y las instancias, guardar las normas de convivencia y cortesía, y no descuidar la importancia de la tolerancia y el mutuo respeto. Ahora padres y docentes, debemos trabajar como un equipo, como una verdadera comunidad educativa.

 

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