La debilidad de la tecnocracia

Gonzalo Banda Lazarte 
Analista Político 

Después del consenso de Washington y las reformas liberales que llevaron adelante muchos países en vías de desarrollo, que enfrentaban procesos inflacionarios y de declaración de sus finanzas, parecía que había un nuevo paradigma para administrar las cuentas públicas.

Muchos estudiantes de Economía de países sudamericanos emigraron para estudiar sus posgrados en universidades norteamericanas, y poco a poco las reformas liberales fueron introduciéndose en los diferentes países del continente. Fue así que los políticos le abrieron paso a una nueva élite: la tecnocracia, que ocupó rápidamente los más altos cargos de la administración pública.

Sin embargo, a más de 20 años de aquellas reformas liberales, mucha de esta ‘aristocracia tecnocrática’, enfrenta en muchos países escándalos de corrupción y debilidad política. El asunto no es que los tecnócratas no puedan hacer política, sino que fundamentalmente sus principales responsabilidades son políticas.

Las competencias políticas están directamente relacionadas con habilidades que en su momento Maquiavelo destacó como la virtù, que son todos los comportamientos que van a depender directamente del gobernante, y que le permiten escapar de los designios de la fortuna (aquellas variables que no puede anticipar el gobernante). Estas habilidades no necesariamente deben entenderse en el contexto peyorativo, que conlleva el apellido del pensador florentino, sino que pueden interpretarse también como habilidades y pericia política, que hoy tanta falta le hacen, por ejemplo, al gabinete de PPK.

Sin embargo, no debemos descuidar que la piedra basal seguirá siendo la formación moral del político, y es sobre esta base que se deben construir habilidades políticas: comunicación con el ciudadano, prudencia, manejo de conflictos sociales, entre otras.

Si bien este camino no es sencillo de recorrer —porque la política finalmente es vocación y requiere ciertas destrezas a veces innatas—, sí debería contemplarse al momento de llegar a una elección por parte del ciudadano, quien no solo debería sopesar las habilidades técnicas, que son insuficientes, sino también la pericia política.

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