La Ciencia de la Computación conquista el mundo

Gina Muñoz Salas
Profesora del Departamento de Ciencia de la Computación de la Universidad Católica San Pablo

La entrega de los Premios Nobel de Física y Química en 2024 marcaron un precedente importante al reconocer el papel protagónico de la Ciencia de la Computación en la generación de conocimiento científico. Nunca antes en la historia se otorgó este premio a científicos de la computación. Las personas galardonadas demostraron que combinar métodos científicos tradicionales con herramientas computacionales avanzadas permite resolver problemas complejos de forma más rápida y precisa.

En Física, John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton fueron premiados, en esa ocasión, por sentar las bases de las redes neuronales. Hopfield, en 1982, diseñó un modelo que imitaba cómo el cerebro humano almacena recuerdos. Por su parte, Hinton desarrolló algoritmos que permitieron a las máquinas aprender de manera autónoma. Lo que comenzó como una exploración teórica ahora impulsa aplicaciones cotidianas, desde el reconocimiento facial en dispositivos móviles hasta herramientas científicas complejas, facilitando tareas, ampliando capacidades y transformando nuestros días.

En Química, David Baker, Demis Hassabis y John M. Jumper mostraron cómo la computación revoluciona la biología. AlphaFold, desarrollado por Hassabis y Jumper, logró predecir con gran precisión el plegamiento de las proteínas. Esto marcó un antes y un después en la investigación médica y biotecnológica. A su vez, Baker usa modelos computacionales para diseñar proteínas artificiales, abriendo nuevas posibilidades en el desarrollo de materiales y terapias avanzadas. Estos avances nos confirman que integrar la computación en otras disciplinas ayuda en su comprensión y generación de mejores resultados.

Actualmente, la Ciencia de la Computación ha experimentado avances sin precedentes, transformando no solo la tecnología, sino también la manera en la que concebimos la sociedad y el futuro de la humanidad. Estos logros científicos son la evidencia de que la Ciencia de la Computación se encuentra liderando grandes transformaciones. Se debe tener en cuenta que no es un campo aislado, sino que es un puente que une disciplinas, potenciándolas para alcanzar nuevas fronteras y generar nuevo conocimiento.

Áreas como la inteligencia artificial y la computación cuántica ganan cada vez más protagonismo. Por ejemplo, muchos países están invirtiendo en centros de datos, construyendo infraestructuras clave para procesar grandes volúmenes de información. Por otro lado, la computación cuántica empieza a mostrar su potencial en campos como la medicina, ofreciendo predicciones con niveles de exactitud nunca antes vistos.

No obstante, el avance de la Ciencia de la Computación exige también una mirada crítica y responsable. A medida que su impacto se extiende, resulta imprescindible considerar sus implicancias éticas y sociales. El desarrollo tecnológico debe orientarse al bienestar colectivo, sin perder de vista que el ser humano debe seguir siendo el centro de toda transformación.

El futuro de la Ciencia de la Computación es prometedor. Puede traer beneficios en salud, educación, entretenimiento y más. Pero debemos construir ese futuro con conciencia. Con un propósito claro: que todo este conocimiento esté al servicio del bien común.

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