El arte de imitar la naturaleza: biomimetismo

Verónica Bringas Rodríguez
Encargada de investigación del Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Católica San Pablo

La biomímesis (de bio, “vida”, y mimesis, “imitar”), también conocida como biomimética, es una ciencia que estudia y aprovecha el conocimiento —producido por años— de sabia evolución natural, y lo emplea para la generación de nuevos materiales o productos. Asimismo, busca imitar procesos y sistemas que, finalmente, conduzcan a la conservación y desarrollo de la especie humana de manera sostenible y eficiente.

A pesar de que no existe un solo fundador del biomimetismo, podemos situar algunos de sus principales aportes en las ideas de Leonardo Da Vinci. Este artista del Renacimiento italiano, argumentó que ninguno de los logros humanos podría igualar la gracia, la belleza, la eficiencia o la funcionalidad de cualquiera de las creaciones de la Madre Naturaleza. Fue así que intentó imitar a las aves, para diseñar máquinas voladoras y lo mismo con otros artilugios que se encuentran en su larga lista de proyectos.

Hace varios años, investigadores en Europa desarrollaron una barrera de vapor para edificios que lleva a cabo un proceso de transpiración similar al de una hoja, que absorbe el dióxido de carbono necesario para la fotosíntesis, mientras libera oxígeno a la atmósfera. El producto denominado MemBrain es una barrera de vapor sensible a la temperatura y, por lo tanto, su funcionamiento varía de acuerdo con la estación del año. En invierno, cierra sus poros para reducir la infiltración de aire y mejorar la eficiencia energética; y en los meses de verano, los poros de la barrera de vapor se abren y su permeabilidad aumenta, brindando mayor frescura al interior.

Otro gran modelo que la naturaleza nos ofrece son las telarañas. La seda de araña es un biomaterial antiguo que resulta útil para la medicina y la industria modernas. El proceso de su síntesis comienza con la extracción de los genes de la seda de araña, le sigue la producción de proteínas de seda, y termina con su purificación y su conversión en fibras de seda continuas. Las sedas sintéticas exhiben una amplia gama de propiedades mecánicas optimizadas, por ejemplo: rigidez de los hilos, flexibilidad de las telas y resistencia ante los impactos; lo que las convierte en excelentes candidatas para la fabricación de chalecos antibalas, músculos artificiales para robots, entre otros.

Los insectos también pueden convertirse en modelos para imitar. Al ser animales genuinamente interesantes por su agilidad, tamaño y su alta sensibilidad a los estímulos externos; están sirviendo para que muchos investigadores los consideren para el diseño de drones. Tanto en lo que respecta a su sistema de propulsión de alas batientes, como a su sistema sensorial para evitar obstáculos o navegar, basándose en señales visuales; estos insectos robóticos tienen usos variados, desde espionaje hasta misiones de búsqueda y rescate.

Podemos contemplar cómo el biomimetismo se presenta como una fascinante y prometedora disciplina, que nos invita a mirar hacia la naturaleza y colaborar con ella, para encontrar soluciones a los desafíos que enfrentamos en la industria y la tecnología modernas.

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