Educación y situación actual

Jorge Pacheco Tejada
Educador

No podemos ser indiferentes ante los hechos que han puesto en evidencia el grado de inserción de la corrupción en el Poder Judicial, en el Consejo Nacional de la Magistratura y en otras instituciones del Estado. Como educadores y padres de familia, tenemos la obligación moral de levantar la voz de protesta y tomar acciones para orientar adecuadamente a nuestros alumnos e hijos frente a cualquier comportamiento ilegal y corrupto en nuestra sociedad.

Lo peor que puede ocurrir es que nuestra niñez y juventud crezcan en un ambiente en el que cualquier acto ilícito parece normal y permitido.

En este sentido, debemos construir una formación en ciudadanía. Para que eso suceda, es necesario educar tanto en la escuela como en la familia en torno a una conducta ética, basada fundamentalmente en los valores de verdad, justicia y bien común.

Sin embargo, los peruanos debemos sentirnos heridos por estas manifestaciones de corrupción que reflejan que los valores están trastocados, no podemos lamentarnos sin sentido y perder la esperanza.

Hace pocos días, el papa Francisco, dirigiéndose a los jóvenes, les dijo: “No se puede mirar al mañana sin mirar al ayer. No se puede mirar el futuro sin reflexionar sobre el pasado”. Y luego les recordó la importancia de las raíces: “Ustedes se preparan para transformar algo que les fue dado por sus mayores. Ustedes reciben historia de ayer, reciben tradiciones de ayer […] tienen raíces.

No se puede hacer nada en el presente ni en el futuro si no estás arraigado en el pasado, en tu historia, en tu cultura, en tu familia; si no tienes las raíces bien metidas adentro. De la raíz te va a venir la fuerza para seguir adelante”.

Creo que nos hace bien repasar nuestra historia para valorar la decisión de nuestros cercanos antepasados, quienes se comprometieron con un grito libertario.
Por eso, este 28 de julio, al celebrar el aniversario de la independencia del Perú, debemos celebrar también nuestro compromiso con aquella promesa que la patria al Eterno elevó. Hoy, el grito libertario es contra la corrupción.

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