Mónica Sánchez
Docente del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo
Es común que la filosofía sea asociada únicamente con la educación secundaria, filósofos y temas muy complejos. Sin embargo, al explorar más a fondo esta disciplina, nos damos cuenta de que las maestras de educación inicial la trabajan diariamente en sus aulas.
¿Te has preguntado si la filosofía realmente se desarrolla en el entorno educativo desde los primeros años? Indudablemente, al reconocer el valor inmenso de la filosofía en la comprensión de la compleja naturaleza humana, surge una conexión esencial con la labor admirable que desempeñan las profesoras de educación inicial.
Las profesoras de educación inicial pueden adoptar esta visión amplia de la filosofía, al enseñar a los niños a pensar críticamente y a cuestionar el mundo que les rodea. Al promover el pensamiento filosófico desde los primeros años de vida, las profesoras ayudan a los niños a desarrollar habilidades de razonamiento, análisis y reflexión que les serán útiles y les servirán para la vida.
En el contexto de la educación inicial, las docentes pueden fomentar el valor del juego y la exploración libre en los niños. Al proporcionarles tiempo y espacio para actividades lúdicas, estimulan a los niños a desarrollar su creatividad, capacidad de observación, experimentación y reflexión, lo cual contribuye a la comprensión de sí mismos y del mundo que les rodea.
También puede resultar relevante, fomentar la reflexión en los niños mediante preguntas abiertas que los inviten a pensar y analizar diferentes aspectos de la vida y de su propia existencia. Pueden plantear preguntas como: ¿qué significa ser humano? o ¿cómo crees que podrías ayudar a hacer del mundo un lugar mejor?
Asimismo, al organizar actividades en las que los niños puedan aprender sobre diversas culturas, tradiciones y formas de vida, se les brinda la oportunidad de comprender y apreciar la riqueza de la diversidad humana, promoviendo así el respeto hacia los demás.
Adicionalmente, al fomentar el pensamiento crítico, se estimula a los niños a cuestionar y analizar la información que reciben, brindándoles oportunidades para investigar, formular hipótesis y llegar a sus propias conclusiones.
Integración de la fe y la razón
Aunque el enfoque de Santo Tomás de Aquino puede parecer avanzado para la educación inicial, las profesoras pueden incorporar principios tomistas en su práctica pedagógica. Por ejemplo, el énfasis en la integración de la razón y la fe puede inspirarlas a fomentar la exploración de valores éticos y morales en los niños, basados en el respeto, la empatía y la justicia. De igual manera, el enfoque tomista de búsqueda de la verdad puede motivar a las docentes a estimular la curiosidad, el asombro y el espíritu inquisitivo de los niños, animándolos a hacer preguntas e investigar en su entorno.
Las maestras tienen el poder de guiar a los niños en una fascinante travesía hacia la exploración de su propia naturaleza y características individuales. A través de su orientación, los niños pueden descubrir y comprender sus fortalezas, debilidades y emociones, y así apreciar cómo estas características influyen en sus relaciones con los demás. Esta profunda comprensión de la naturaleza humana se convierte en una valiosa habilidad que perdurará a lo largo de sus vidas.
Rol fundamental
Es imprescindible resaltar el papel fundamental que desempeñan las profesoras de educación inicial en la formación de los valores y actitudes de los niños. A través de su labor, promueven valores como el respeto, la empatía y la justicia, guiando a los niños hacia la comprensión de la importancia de valorar la dignidad de cada persona y construir relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo. Estos valores éticos y morales son fundamentales para desarrollar una comprensión sólida de la compleja naturaleza humana y su interacción en la sociedad. Al infundir estos principios en los corazones y mentes de los niños desde una edad temprana, se cultivan cimientos sólidos para su crecimiento personal y su contribución positiva en el mundo.
Por lo tanto, quiero alentar y motivar a todas las maestras de educación inicial a reconocer la importancia vital de la filosofía en su labor pedagógica. Las animo a explorar y adoptar de manera creativa las herramientas filosóficas en su trabajo diario. A través de su dedicación y compromiso, las maestras tienen el poder de marcar una diferencia significativa en la vida de los niños, guiándolos hacia un desarrollo integral y ayudándolos a adquirir una comprensión profunda de sí mismos y del mundo que les rodea. Su influencia positiva y sus enseñanzas dejarán una huella duradera en las mentes y los corazones de sus alumnos, preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida con sabiduría y perspectiva.
¡Sigamos inspirando y transformando vidas a través de la filosofía en la educación inicial!