Constructores del futuro

Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa

La celebración de Fiestas Patrias fue ocasión para renovar nuestros sentimientos de peruanidad, esa identidad que nos vincula como peruanos, basada en el afecto a nuestras tradiciones y la fe en nuestro destino (V.A. Belaúnde). Identidad que se fue forjando a lo largo de la historia y permanece viva pese a las crisis que periódicamente nos afectan como nación, incluso la pluridimensional crisis actual, porque, como tantas veces se ha dicho, el Perú es más grande que sus problemas (J. Basadre), porque el Perú somos todos y cada uno de nosotros. El Perú no es solo ese reducido grupo de políticos que no llegan a ponerse de acuerdo para orientar a nuestro país por el camino del bien común, ni tampoco es ese grupo de personas, sea del sector público o privado, que vive de la corrupción u otro tipo de delitos.

El Perú es mucho más que eso. Está compuesto mayoritariamente por personas honestas, por padres y madres de familia que trabajan con ahínco para sacar adelante el hogar, por niños, adolescentes y jóvenes que se esfuerzan para labrarse un futuro, por ancianos que con su sabiduría y entrega siguen sosteniendo a su familia. El Perú son también esas ollas comunes y esos barrios que se unen para afrontar las dificultades, y es también la Iglesia que está presente en todos los rincones del país transmitiendo la fe y canalizando tantas ayudas a nuestros hermanos más pobres y necesitados. En síntesis, el Perú es esa multitud de héroes y santos “de la puerta de al lado”, como llama el papa Francisco a aquellos que día a día dan lo mejor de sí mismos a los demás.

Damos gracias a Dios por nuestro Perú con su gente, sus recursos naturales y los valores que hemos recibido gratuitamente. Somos herederos de una historia que nos ha legado un rico patrimonio material y espiritual que, estamos llamados a custodiar, incrementar y transmitir a la siguiente generación. Custodiemos nuestras raíces, nuestra cultura, la memoria de nuestros antepasados; pero no nos quedemos solo en eso, seamos también constructores del presente y el futuro de nuestra patria. Como dijo días atrás el papa Francisco, “es fácil criticar, pero el Señor no quiere que seamos solo críticos con el sistema, no quiere que seamos cerrados…nos quiere artesanos de una historia nueva, tejedores de esperanza, constructores de futuro, artífices de paz” (Homilía, 26.VII.2022).

No nos dejemos desalentar por esos pequeños grupos que solo piensan en sus propios intereses, ni nos contagiemos por el virus de la indiferencia hacia los demás. La crisis por la que estamos atravesando trae consigo el riesgo de que cada uno se encierre en sí mismo o en su círculo más cercano, pero trae también la oportunidad de abrirnos a los demás siendo conscientes de que, siguiendo la enseñanza del papa, de esta crisis salimos juntos o no salimos. Preguntémonos cada uno ¿qué estoy haciendo por el Perú?, ¿qué puedo hacer por mi patria? La historia de una nación no la escriben solo sus gobernantes o los grupos de poder, la escribimos todos con nuestras acciones de cada día. Nos ha tocado a nosotros ser los escritores de la historia del Perú en estas décadas del siglo veintiuno. Escribamos una buena historia y leguemos a la siguiente generación un Perú cada vez mejor.

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