Germán Chávez Contreras
Economista y docente principal del Departamento de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Católica San Pablo
Los fundamentos macroeconómicos para el Perú, al cierre de 2025, reflejan una economía que mantiene un crecimiento sostenido del 3.3 %, aunque insuficiente para mejorar el empleo de manera significativa. Sin embargo, el comportamiento de la inversión privada, que ha crecido al ritmo de 9.5 %, y el mayor dinamismo del gasto privado, reflejado en un aumento del consumo interno de 5.4 %, han permitido una leve reducción de la pobreza, cercana al 25 % a fines de 2025 (en 2024 estuvo en 27.6 %).
Por otro lado, la inflación cierra el año con 1.5 % y se ha mantenido dentro del rango meta (entre 1 % y 3 %) y con un horizonte sostenido para 2026. El nivel de las reservas internacionales netas (RIN) está en el orden de los 92 mil millones de dólares (28 % del PBI) y la relación deuda pública/PBI se mantiene en 31 %, lo que evidencia una gran capacidad de respuesta ante probables shocks negativos el próximo año y solidez en las capacidades de financiamiento de nuestra economía.
Otra variable que es de mucho interés para nuestras exportaciones netas (X-M) es el tipo de cambio, que en enero del presente año tuvo una apreciación fuera de lo común, pasando de S/ 3.75 por dólar a S/ 3.35 al cerrar el año. La apreciación del tipo de cambio (10.6 %) reduce la competitividad de nuestras exportaciones y abarata las importaciones, por lo que el año 2026 será todo un reto para el sector exportador, si se quiere mantener el superávit de balanza comercial y de balanza en cuenta corriente como ocurrió en 2025.
Por el lado de la producción, encontramos un dinamismo interesante en el sector agropecuario, con la producción de transables como el arándano, la uva, la palta, los espárragos, entre otros, que nos ha llevado a exportar sobre los 15 mil millones de dólares. Asimismo, la minería metálica se ha mantenido con un crecimiento importante por los buenos precios internacionales. Para los próximos años, el inicio de proyectos como Zafranal y Tía María en Arequipa, tendrán un aporte importante en las exportaciones. Cabe anotar que tendremos un resultado favorable en la balanza comercial del orden de los 31.7 mil millones de dólares al cerrar 2025. La bondad de este superávit comercial aporta para que nuestra balanza en cuenta corriente alcance un rango positivo, equivalente al 2.5 % del PBI.
No obstante, en el sector minero tenemos una complicación de larga data. Se trata de la ampliación del Reinfo hasta diciembre de 2026 y, más aún, de la probable reposición de muchos mineros (50 mil) –entre informales e ilegales– que ya habían sido separados de este registro. El presidente José Jerí no se ha manifestado con contundencia ante este atropello, dejando que el problema crezca y se haga inmanejable en el futuro cercano.
Otro inconveniente que no se ha podido resolver en 2025 y se ha agravado con el tiempo es el déficit presupuestario, que desde el año 2023 no puede cumplir con la regla fiscal que había sido ajustada del -1 % al -2.8 % del PBI para los años 2023 y 2024. Aún así, el déficit fiscal estuvo por encima de la meta con -2.9 % (2023) y -3.7 % (2024) y se estima que se situará entre -2.3 % y -2.6 % del PBI en 2025. Es decir, por encima de la regla fiscal (-2.2%) ajustada para el año.
En gran parte, este comportamiento deficitario se debe a menores ingresos fiscales y a mayores gastos, como la capitalización de PetroPerú para salvarla de la quiebra. También se debe a que el Congreso de la República, de manera inconstitucional, aprobó leyes con iniciativa de gasto y con incidencia presupuestal, que dejan un grave problema para los gobiernos venideros.
¿Qué se viene?
De cara a 2026, las proyecciones apuntan a un crecimiento ligeramente mayor, siempre que la inversión privada se siga recuperando, hecho poco probable en un año de elecciones presidenciales, congresales, regionales y municipales. La proyección para la inflación es que se mantendrá dentro del rango meta, y la cartera de proyectos de infraestructura y minería seguramente esperará los resultados de la segunda vuelta del proceso electoral.
En cuanto a las posibilidades de un deterioro del contexto internacional, una caída brusca de los precios de los commodities –que podría afectar las expectativas y frenar la recuperación– conocida como shock externo negativo, sería suavizada gracias al buen nivel de RIN que tenemos al cierre de 2025.
En el escenario internacional, los exabruptos de Donald Trump (presidente de EE.UU.) y sus absurdas políticas arancelarias, seguirán afectando el tipo de cambio y el crecimiento de la economía global, hecho que nos afectará negativamente con toda certeza. La cuestión geopolítica se torna cada vez más incierta, con el conflicto aún vigente entre Rusia y Ucrania, la presencia militar de los EE.UU. en el Caribe y el conflicto Israel-Hamas. Este escenario geopolítico complejo, afecta la tranquilidad para hacer negocios internacionales y los agentes económicos se refugian en activos más seguros como el oro, demandando menos dólares y empujando la apreciación de monedas como el sol peruano.
En realidad, los grandes problemas del Perú siguen siendo de carácter estructural, como la baja productividad, la elevada informalidad, las brechas en infraestructura social-productiva y de capital humano; y ahora también la corrupción y la inseguridad ciudadana. Estas deficiencias reducen nuestro PBI potencial y limitan el crecimiento de largo plazo a cifras por debajo del 4 %, que no nos alcanza para mejorar sustancialmente el empleo, reducir la pobreza y lograr un crecimiento que nos lleve al desarrollo integral, solidario y sostenido con aporte al bien común y a la construcción de una sociedad mejor.
