Las torrenteras no son el patio trasero de la ciudad

Especialista propone forestar las quebradas en lugar de encausarlas

Como en anteriores oportunidades, el ingreso de torrenteras en la ciudad causó graves consecuencias.

Todos los problemas que generan en temporada de lluvias se pueden evitar si se ‘gestiona’ su uso.

Redacción/Milagros Tairó

Las fuertes lluvias que soportó Arequipa en los últimos días han hecho que volvamos la mirada a las torrenteras. Varias de ellas se activaron y provocaron serios daños en puentes, viviendas, pistas y otras estructuras. Junto a este panorama, surge la pregunta ¿se puede prevenir este tipo de problemas?
Como en anteriores oportunidades, el ingreso de torrenteras en la ciudad causó graves consecuencias.

 

Para Carlos Zeballos Velarde, arquitecto urbanista y decano de la Facultad de Ingeniería y Computación de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), sí es posible en la medida que se supere el olvido del que son objeto las torrenteras a lo largo del año y se las incorpore a la gestión como una parte importante de Arequipa.

“[Debemos] dejar de considerarlas [a las torrenteras] como el ‘patio trasero’ de nuestra casa común”, señala Zeballos.

 

Negligencias

El problema con las torrenteras no está en ellas mismas sino en el avance que la ciudad ha tenido sobre sus bordes e incluso dentro de sus cauces. Zeballos Velarde precisa que esta situación empezó hace unos 60 años y se ha agravado en los últimos 20.

“Por más que se coloquen muros de contención, el agua afectará los cimientos de las viviendas y estas terminarán colapsando, como sucedió hace unos días en la zona de El Chullo en Yanahuara o en Pozo Negro, Paucarpata”, precisó.

Zeballos Velarde advirtió además que la población cambió su percepción en relación a las torrenteras a lo largo del tiempo y eso degeneró en las consecuencias que observamos en cada temporada lluvias.

Carlos Zeballos Velarde invocó a las autoridades a no permitir más construcciones en los cauces de torrenteras.

“Arequipa está asentada en medio de una topografía agreste. Todo el terreno de la ciudad es así porque está al pie de un volcán [el Misti] del que descienden las quebradas. Lo que pasa es que antes había más criterio y no construían en estos lugares. Ahora hasta se edifica sobre ellas. Si las municipalidades siguen permitiendo estas construcciones tendremos más tragedias”, comentó.

Zeballos Velarde ha venido trabajando junto a varias instituciones y municipios en la identificación de los peligros de las torrenteras de la ciudad, analizado su topografía y la de los terrenos contiguos, incluso ha medido el caudal de agua que recibe cada una durante la temporada de lluvias, a fin de incorporarlas a la vida urbana de forma segura.

Este conocimiento le permite asegurar que, por efecto del cambio climático, la situación vivida en los últimos años puede agravarse. Por ello es necesario que la planificación de la ciudad tenga en cuenta este aspecto tanto para el desarrollo de infraestructura pública como privada.

“La gente construye en medio de las torrenteras y esas construcciones obstruyen el flujo del agua. No lo hacen por necesidad sino porque piensan que así ‘sacan provecho al terreno’. Peor aún, los municipios los avalan al darles licencia o brindarles servicios públicos, y así es el mismo Estado el que realiza obras sin tener la precaución necesaria”, explicó el docente universitario.

Alternativas de solución

Para el especialista la solución no pasa por encausar las torrenteras pues ello originará que la velocidad del agua sea mayor cauce abajo y se generen destrozos en dichas zonas. Zeballos Velarde recomienda forestar las quebradas en las zonas altas para que las plantas absorban de manera natural el agua y de este modo el caudal que llegue a las partes medias o bajas sea menor.

Su propuesta la realiza en función al proyecto “Costuras Urbanas” que viene desarrollando junto a un grupo de profesionales en la UNSA. En este también plantea el aprovechar las torrenteras cuya topografía permite instalar parques inundables o losas deportivas. “Hay zonas donde se puede trabajar sin problema, pero en ninguno de los casos, son aptas para edificar viviendas”, aclara.

De lo que se trata es de pensar en el bien común y en esa perspectiva, se debería tomar en cuenta estas propuestas, de lo contrario y se busca solo el beneficio individual, los problemas seguirán empeorando y agudizándose en cada temporada de lluvias.

 

Salir de la versión móvil