Innovación en crianza de truchas: aplican economía circular para reusar el agua y crear alimento fortificado

Se trata de un proyecto de investigación desarrollado por la Universidad Católica San Pablo, con apoyo de Prociencia del Concytec

La espirulina es una microalga conocida por sus propiedades antioxidantes, anticancerígenas y que ayuda a reducir el colesterol en la sangre.

Redacción

Un importante avance para la acuicultura, es lo que han logrado investigadores de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) con el proyecto “Desafíos”. Se trata de la generación de un nuevo alimento fortificado que mejora el peso y reduciría el nivel de mortandad de las truchas, así como el máximo aprovechamiento y reúso del agua utilizada en la crianza de estos peces.

Esta es  una iniciativa del Grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología Ambiental (CTA) del Departamento de Ingenierías de la Industria y el Ambiente de la San Pablo, que ganó un fondo de S/ 500 mil de Prociencia del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).

En este proyecto se aplica la economía circular, es decir, están aprovechando el potencial de las aguas residuales con alto contenido de fósforo, nitrógeno y materia orgánica, para generar un nuevo producto.

¿En qué consiste?

Para la ejecución del proyecto, la San Pablo diseñó e implementó una piscigranja piloto de truchas en su campus Sucre. Allí reutilizan el agua empleada en la crianza de estos peces para el cultivo de espirulina, un tipo de microalga conocida por sus propiedades antioxidantes, anticancerígenas, además que ayuda a reducir el colesterol en la sangre, entre otros beneficios.

Javier Montalvo, coordinador del Grupo de CTA de la UCSP, explicó que el efluente generado en la crianza de truchas contiene fósforo, nitrógeno y materia orgánica. Estos componentes del agua residual son ideales para cultivar espirulina, la cual es cosechada cuando está en su crecimiento exponencial.

“El efluente de los tanques donde están las truchas se deriva a los fotobiorreactores implementados para cultivar la espirulina en escala real. Al cabo de siete días, esta microalga alcanza su crecimiento exponencial. Luego se pasa a una centrífuga que separa sólidos de líquidos, así obtenemos masa de algas y agua limpia”, explicó.

El alimento fortificado con espirulina mejora el crecimiento de las truchas.

Alimento fortificado

El proyecto no queda allí, pues se complementa con la producción de un nuevo producto. Se trata de un alimento fortificado fabricado a partir de la espirulina cultivada en las aguas residuales, que regresa como alimento para las truchas.

A nivel de escala piloto se han obtenido buenos resultados, pues las truchas nutridas con este alimento tienen un mejor nivel de engorde y en menor tiempo se alcanza la etapa juvenil.

“Hicimos distintas pruebas. A un grupo de truchas le dimos el alimento convencional, a otro le dimos el alimento fortificado con 5 % de espirulina, sustituyendo la harina de pescado, y a otro con 10 %. Este último grupo es el que tuvo los mejores resultados. Las truchas llegaron a pesar 250 gramos (mejor engorde), hasta en 18 días antes que las otras”, precisó el investigador de la San Pablo.

El Grupo de CTA también evalúa si este alimento fortificado con presencia de antioxidantes, ayudaría a disminuir los altos índices de mortandad observados en la crianza de las truchas. Javier Montalvo estimó que el 60 % de peces criados en piscigranjas mueren por enfermedades y resistencia a los antibióticos.

“De esta manera, se aprovecha todo en el proceso de crianza de las truchas y así se demuestra que es posible hacer economía circular en la acuicultura, y como ayuda para mejorar la producción de estos peces”, comentó.

En los fotobiorreactores se cultiva la espirulina y al cabo de siete días, alcanza su crecimiento exponencial.

Alianza con la municipalidad

Para continuar con esta investigación, el Grupo de CTA de la San Pablo ha logrado tener el apoyo de la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA), a fin de seguir con la crianza de las truchas en los acuarios del parque Selva Alegre.

“Queremos escalar el proyecto para evaluar el comportamiento de las truchas alimentadas con espirulina en un ambiente más natural y repoblar la laguna central del parque Selva Alegre. Ya hemos entregado 200 truchas con este fin”, indicó el investigador.

La última entrega fue realizada la semana pasada. Trasladaron 50 truchas de la piscigranja piloto de la San Pablo hasta el parque Selva Alegre. Esta actividad contó con la presencia del subgerente de Gestión Ambiental de la municipalidad provincial, Giovanni Valentín Salas Medina.

Un siguiente paso en esta iniciativa es criar las truchas en un lago natural que cuenta con otro tipo de agua y tiene condiciones diferentes a las de un laboratorio. Esto será posible como consecuencia de que el Grupo de Ciencia y Tecnología Ambiental de la San Pablo ha ganado, recientemente, un fondo de la Unión Europea.

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