Un hogar donde los sueños pueden convertirse en realidad

La casa de acogida María Auxiliadora, busca dar una oportunidad a niñas y jóvenes para salir adelante, lejos de la pobreza y violencia

Gabriel Centeno Andía

Desde 1993, las hijas de María Auxiliadora, se encuentran en la comunidad de Nuestra Señora de Altagracia en Ayaviri, una pequeña localidad que muestra las huellas de evangelización unida a sus raíces culturales y que actualmente, afronta muchos retos; uno de ellos es la educación.

En Ayaviri, funciona hace 28 años, el hogar María Auxiliadora, dedicado a la atención de niñas y adolescentes de las zonas rurales en riesgo social y pobreza extrema, que provienen de contextos sociales y familiares adversos.

En el hogar, un grupo de religiosas trabaja junto a educadores y voluntarias en la formación humana y cristiana, para que sean protagonistas de su crecimiento y personas comprometidas con su familia, la sociedad y la parroquia. De igual manera, trabajan en coordinación con diversas instituciones, eclesiales y civiles, cuya finalidad es la educación de la juventud.

La superiora del hogar es Sor Rocío Chocos Flores. Ella refiere que, en los últimos años, acogieron a 42 niñas (desde los 6 a los 18 años) a quienes brindaron vivienda, alimentación, educación, salud, recreación, formación en valores cristianos y morales, de manera que puedan mejorar su calidad de vida. Ellas cuentan con el apoyo de algunas instituciones y empresas privadas para sostenerse.

“Soñamos con la formación de niñas y jóvenes autónomas, responsables y protagonistas de su propio crecimiento personal. Da mucha satisfacción verlas crecer con un horizonte claro donde ellas, finalmente, puedan volar y hacer su vida”, asegura.

Actualmente brindan acompañamiento durante su etapa escolar, pero tienen la intención de hacerlo hasta que culminen sus estudios (edad máxima de 22 años) en carreras técnicas. “Esto es un desafío, pues nuestro deseo es que, al salir del hogar, puedan insertarse con eficiencia y calidad en el mundo laboral. Antes pensábamos que, terminando el colegio, cumplíamos un objetivo importante, pero no era suficiente”, sostiene.

En el hogar viven 25 niñas y jóvenes del nivel primario y secundario. Este año, cuatro jóvenes de cuarto de secundaria ya lograron ingresar al Senati, pero necesitan apoyo para pagar la mensualidad durante los tres años que dura su formación técnica. “Nuestra misión es de largo aliento, pero vamos con la esperanza de que encontraremos a más personas que nos puedan apoyar”, sostiene.

EL DATO

Para contribuir a la formación de las niñas y apoyar al hogar, pueden llamar al 934 132 797 o escribir al correo rchocos@gmail.com.

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