El tiempo y el desamparo golpean a varias familias que viven en carpas

Días antes de iniciar el estado de emergencia por el COVID-19, un huaico destruyó sus casas y se llevó todos sus enseres

Gabriel Centeno Andía

El sueño de la casa propia les duró muy poco a siete familias del sector 9, ampliación 1 de la Asociación Urbanización José Luis Bustamante y Rivero, en el cono norte de Arequipa. El esfuerzo para asentarse en esta prominente zona se diluyó por el ingreso de un huaico que los dejó sin enseres y sin hogar a inicios de este año.

Los vecinos de esta zona aseguran que fueron tres huaicos los que se registraron el 13, 14 y 15 de marzo, cuando las intensas lluvias ocasionaron los mayores estragos en la ciudad. Sin embargo el ocurrido la tarde del sábado 14 fue el más contundente y no solo dejó sin casa a siete familias, sino que además inundó otras viviendas contiguas. Esa noche fue la primera vez que se vieron obligados a dormir en carpas y su situación no ha cambiado hasta hoy.

Rolando Pari ocupaba junto a su esposa y sus dos hijos, 135 metros cuadrados de terreno. Lograron levantar un pequeño módulo de material noble, pero ahora solo quedaron las columnas de esa construcción y parte de los servicios higiénicos. “Nos quedamos sin nada y lo peor es que a los días (16 de marzo) se declaró el estado de emergencia por la pandemia y quedamos en total desamparo”, aseguró.

Así, en desamparo y en precarias condiciones, soportan la pandemia. Tuvo que separarse de su familia para intentar retomar su vida, principalmente de sus hijos Víctor Raúl (12 años) y Magdely (24 años) que estudian en el colegio y la universidad. Ambos tenían limitaciones para acceder a Internet dentro de la carpa, además de sofocarse por el calor, por ello tomaron lo poco que tenían y se fueron a Cusco, a la casa de un pariente.

“Yo me quedé solo a la espera de una respuesta para poder construir mi casa en otro lugar. He podido hacer una construcción precaria con bloquetas y calaminas pero ahora necesito un empleo porque sin dinero no puedo hacer nada”, refirió el preocupado padre de familia que tiene el oficio de topógrafo.

Víctor Checca es otro de los afectados que actualmente vive en una carpa porque no ha podido conseguir empleo ni tiene dinero para levantar una construcción de sillar y calamina. “Tenía pocas cosas en mi casa pero el huaico se lo llevó todo”, dice entre sollozos.

Reubicados

De las siete familias, cuatro fueron reubicadas pero apenas tres pudieron levantar una construcción precaria. Las otras tres que aún no fueron reubicadas, pero están en ese proceso, viven en carpas junto a su familia. Las autoridades no han podido hacer mucho para ayudarlos debido a la pandemia, apenas Defensa Civil les entregó las carpas y eventualmente vecinos, amigos y organizaciones de ayuda les entregaron comida, frazadas y algunos enseres para salir adelante junto a sus familias.

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