“Veo un segundo año de Kuczynski complicado por el lado político y social”

José Lombardi considera que el mensaje ha servido al presidente para justificarse y renovar promesas de campaña.

Christiaan Lecarnaqué Linares

Antropólogo social considera que el segundo año de gestión del mandatario será difícil porque persistirán los problemas con Fuerza Popular y además vendrán más movilizaciones sociales. También opina que el mensaje presidencial fue una sucesión de justificaciones de lo que no se hizo en el primer año de gobierno.

Según la percepción ciudadana el presidente Kuczynski no dijo nada en el mensaje presidencial. ¿Comparte esa apreciación?

Lo que dijo puede que no haya sido satisfactorio para mucha gente. Mi percepción es que el presidente sostiene que el año pasado y este que termina no hemos podido hacer cosas por factores externos como Lava Jato, El Niño Costero y la oposición del Congreso; y este año haremos lo que no se pudo hacer el año pasado.

El mensaje es repetir lo del 2016: reactivación, destrabe de proyectos, salud, agua y mejora de la educación; pero eso ya estaba ofrecido desde el discurso anterior. Obviamente ha reiterado ‘como tuve problemas, este año se los ofrezco’. Esa es mi impresión.

Es decir, ha sido un mensaje de justificaciones.

Ha sido un mensaje de justificar algunas cosas con justicia, porque no se pudieron hacer las cosas que se ofrecieron en campaña.

Pero si analizamos sus argumentos, ¿el presidente tiene razón?

Creo, como la media verdad es mentira, te dejo ahí con la preocupación. Creo que no ha dicho todo. Es casi como se hace un análisis FODA. Todos son factores externos, ¿y los internos?, ¿cuál podría ser un interno? ¿No sabían que íbamos a encontrar el país en estas condiciones? ¿Y sus técnicos?, ¿sus jefes de planes de gobierno?, ¿de transferencia?; ¿no sabían que iba a ocurrir este problema?, ¿no sabían que iba a haber tanto déficit fiscal?

Entonces, ¿para qué son gobierno? Esos son errores de ellos. Pero también hay errores en términos de pensar que el país se puede manejar solo con un equipo de técnicos. El caso Chinchero llega cuando hay una denuncia global de corrupción en el Perú y te metes a hacer lobby para sacar un aeropuerto. Ese no es un problema externo, es un problema de manejo.

Entonces debió denunciar cómo encontró el gobierno a la salida de Ollanta Humala.

Ahora no. Lo debieron hacer en su momento. Lo que tienen que hacer es ser un poco más autocríticos. Identificar sus debilidades. Y, probablemente, evaluar que su equipo altamente técnico no era su fortaleza principal.

Pero también Fuerza Popular complicó al Gobierno.

Eso también lo sabían. Sabían que tener más de 70 congresistas, y haber perdido una elección, iba a hacer que Fuerza Popular jugara un papel de obstrucción. No es que se apareció de la noche a la mañana como El Niño Costero. Eso se sabía y había que jugar con una muñeca política, sabiendo que tienes una fuerte oposición, y por otro lado, en algunos momentos, sí tuvieron un nivel de acercamiento: presupuesto, facultades extraordinarias.

Pero creo que no supieron jugar adecuadamente a ese nivel de acercamiento para avanzar un poco más. Al final ‘cae’ el ministro de Educación [Jaime Saavedra] y después [Martín] Vizcarra, así como [Alfredo] Thorne por el caso Chinchero. Defender hasta el final Chinchero, cuando todo el mundo se daba cuenta de que había un claro lobby, me parece un exceso.

Algunos problemas se generaron por Fuerza Popular y otros por errores del mismo Gobierno.

Exacto. Eso no ha estado en el mensaje. Todo aparece como fuerzas externas que conspiran contra los superamigos.

¿Cómo ve el segundo año de gestión de Kuczynski?

Lo veo complicado. No complicado por lo económico, porque de alguna manera, si vas a invertir en la reconstrucción [en las regiones del norte por El Niño Costero], te va a dinamizar la economía, le va a dar trabajo a mucha gente y, si lo haces bien, te ganas la simpatía de la gente.

Vas a tener también todas las construcciones que tienen que ver con los Juegos Panamericanos. Entonces, no veo problemas en el lado económico, sino en el lado político y social. Veo dos niveles. Uno, estás saliendo de un diálogo con las fuerzas políticas y el fujimorismo y no haces un gesto mayor en términos del mensaje a la nación. Obviamente el fujimorismo va a estar expectante a qué pasa con el gobierno de Kuczynski, a ver a quién ‘se bajan’.

Eso será permanente. Dos, las fuerzas sociales ya empiezan a movilizarse, como los maestros y médicos, porque sienten que no se puede cumplir las promesas. Y tres, estás ad portas de las elecciones regionales que cambiarán el panorama en las regiones. Eso será lo más complicado en este segundo año.

Indulto a Fujimori

En el lado político, ¿qué papel juega el indulto al expresidente Alberto Fujimori?

No juega nada. Porque hemos visto que puede o no haber indulto para generar mecanismos de acercamiento con el Gobierno. Lo del indulto a Fujimori era como una jugada para arrinconar al propio fujimorismo. Es un tema que divide al fujimorismo y le da un dividendo político favorable al Gobierno.

Aprobar o no el indulto, ¿le traería réditos al gobierno de PPK?

No, porque el país está dividido entre No a Keiko y Keiko. Entonces muchas fuerzas que votaron por Kuczynski contra Keiko pasarían abiertamente a la oposición y generarían una crisis política mayor.

Habría una doble oposición, porque Fuerza Popular no va a dejar de criticarlo.

Así es. Solo que la otra oposición es más beligerante.

Entonces, ¿cómo podría ser la relación con Fuerza Popular?, porque los diálogos no funcionan. La tensión continúa.

Creo que Fuerza Popular quiere someter al gobierno de Kuczynski y en algún momento se van a fusionar. Los programas son los mismos. Creo además que en algún momento habrá niveles de entendimiento. Lo que va a evaluar Fuerza Popular es si ese abrazo del oso le conviene o no.

Los programas son los mismos, pero los intereses son diferentes.

Exacto. Y uno está en campaña. Porque Fuerza Popular está en campaña desde el 2016. PPK no tiene expectativas para el 2021 y ni su partido, para lanzar candidato. Esa es la diferencia. Me acerco a la vela para quemarme, dirá Keiko, o me mantengo distante. Pero también mantenerse distante y no colaborar termina desgastándola como fuerza de oposición.

¿Podría terminar desgastada en el 2021?

Y puede llegar como una fuerza obstruccionista.

El sur en el mensaje

Entre el sur y PPK hay una buena relación, principalmente con Arequipa; pero se esperaba un poco más en el mensaje presidencial.

Al sur, lo que le ha ofrecido es que va a retomar el aeropuerto de Chinchero y el gasoducto. Después, no ha tenido otro gesto como mencionar a Majes II. Aunque habló de Arequipa para resolver el transporte, y no solo en esta ciudad, sino también en Lima y Trujillo. Después, no hubo ninguna mención del sur ni del proceso de descentralización.

¿La descentralización ha sido obviada en este mensaje?

Totalmente. No es un problema de proyectos, sino de solución política al tema de las regiones.

¿La organización del GORE no es una demostración de la voluntad para descentralizar el país?

Sí, pero el problema es que, puede sonar gracioso, yo puedo invitar a una novia a almorzar y quedar ahí, no hay propuesta de matrimonio, y nada más. Creo que los GORE son un buen gesto y crean una instancia del Ejecutivo con los gobiernos regionales, pero lo que está de por medio es el desarrollo de las regiones y los recursos para ello.

En otras palabras, la capacidad de manejo de las regiones y sus recursos para decidir su desarrollo. Muchos dirán: todos los gobiernos regionales, y la mayoría en muchos casos han sido corruptos. Pero creo que hay que llegar a un entendimiento y la plata no tiene por qué ser manejada desde Lima.

¿Se requiere una profundización del proceso?

Una profundización y cambios, así como reajustes.

¿Qué cambios?

Empezar a discutir el desarrollo en cada región y cuáles son los recursos [disponibles para ello]. Las regiones no generan recursos. El municipio sí pone impuestos, pero las regiones no crean ingresos porque todo se centraliza en el Ejecutivo. Entonces recursos que se captan, como el IGV, deberían quedar en las regiones para su propio desarrollo, [eso es parte de la] descentralización fiscal.

Parece que al Gobierno central le duele soltar dinero.

Le duele y cree que descentralizar o trabajar por la descentralización es decir Arequipa es Majes, Puno es la mejora del lago, Cusco es el aeropuerto; pero no es un problema de sumar megaproyectos, es un problema de cómo generas recursos o cómo le ayudas a las regiones a promover su propio desarrollo. ¿Por qué tenemos que seguir pensando que Majes depende de una decisión del Gobierno?

En el primer mensaje, el presidente anunció el Ministerio de Apoyo a las Regiones; ahora no lo hizo. ¿Un ministerio ayudaría a este proceso de descentralización?

No hay que hacer un ministerio. Lo que hay que hacer es pensar en el proceso de regionalización. Todavía está pendiente el proceso de megarregiones. Ya se han ido generando muchas mancomunidades; hay que ver cómo se consolidan esas mancomunidades como posibilidades de gobierno.

Alfredo Torres de Ipsos ha dicho que el mensaje ha sido más de un economista que de un político. Usted, ¿qué opina?

Creo que es un político que solo ve de economía. El cargo del presidente es eminentemente político. Su visión es sectorizada al pensar que una vez resueltos los problemas económicos, ya resuelve el resto; y también muy sesgada [al creer] que la solución tiene que ser técnica y no política. No hay cosa más política que el Gobierno.

¿Le faltan más reflejos políticos al presidente?

Porque gobernar no solo es técnica, sino también diálogo, consenso, muñeca. Se requiere de muñeca política.

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