Rolando Vilca Begazo
Alfredo Florentino Zegarra Tejada días atrás presentó su carta de renuncia a la alcaldía provincial de Arequipa. Ahora, quiere postular al Gobierno regional. Pero ¿cómo será recordada esta ex autoridad edil por los electores arequipeños? El analista político José Lombardi evidencia todo lo que deja pendiente después de ocho años de gestión municipal.
¿La renuncia del alcalde Alfredo Zegarra, para postular al Gobierno regional, en qué medida afecta la gestión que realizaba al frente de la Municipalidad Provincial de Arequipa?
Su renuncia es un tema formal por esta postulación. El problema es que ocurre en una coyuntura complicada. Por ejemplo, con todo esto de las denuncias por el tráfico de terrenos del caso de los Malditos de Chumbivilcas, de alguna manera, no digo que esté implicado, pero sí que le afecta. No es una renuncia después de dejar las cosas ordenadas, sino que da la impresión que se deja todo para que el que venga lo arregle y haga lo que pueda.
¿Esta renuncia es real, Zegarra se alejará de la institución en la práctica?
Eso es imposible, y no solo por él. La renuncia no es real ni para él ni para ninguno [de su entorno]. En el fondo, lo único que están haciendo es evitar el uso de recursos públicos para la campaña electoral, pero que no deje de tener injerencia, lo dudo realmente.
Es decir, ¿la alcaldesa Lilia Pauca no ejercerá el cargo como le corresponde?
Es que eso es una formalidad. ¿Qué puede hacer una persona que no estuvo directamente vinculada a la gestión, en términos del día a día?, ¿qué cambios podría generar en siete u ocho meses? Nada. Lo único que tendrá que hacer es mantener la gestión municipal.
Es decir, ¿Zegarra seguirá dirigiendo el municipio desde afuera?
No sé si gobernando, pero sí dirigiendo [la gestión]. Estoy seguro de que Zegarra seguirá firmando en estos días, en cuentas y todo eso, porque es así. El proceso de cambio de firmas ante Registros Públicos toma más de quince días.
Si Zegarra sigue dirigiendo el municipio, ¿los funcionarios que dejó tampoco serán cambiados?
¿Y los cambiarías por siete meses?
Pero la alcaldesa dijo que evaluará la gestión de ellos, para ver algunos cambios.
Es una gestión de cierre, no es una que recién inicia. Lo que tiene que hacer es conducir el carro para que llegue a la meta. Nada más.
Zegarra, antes de renunciar, anunció un paquete de obras que complicarían más la congestión vehicular de la ciudad. Ahora, con su renuncia formal, ¿se garantiza la ejecución de estos proyectos?
Bueno, algunas obras ya las están haciendo; todo el tráfico está congestionado en la ciudad. No hay muchas calles donde no se hagan trabajos o coloquen adoquinados. La obra del intercambio vial del óvalo de los Bomberos no tendría que alterarse, porque fue iniciada antes.
¿Los problemas del intercambio vial ubicado entre las avenidas La Salud, Los Incas y Alcides Carrión se llegarán a resolver?
Debieran solucionarse, y la alcaldesa [Lilia Pauca] debe garantizar eso, porque es parte de cerrar la gestión.
Pero hay otras obras que agudizarían este panorama, como el intercambio vial de la avenida Juan de la Torre, la intervención en el eje Jerusalén – San Juan de Dios y el mismo viaducto Salaverry. ¿Todas ellas se ejecutarían?
No, de ninguna forma. No saldrán porque generarán mucho malestar en la ciudadanía, y esto podría ir en contra de la misma campaña política de Alfredo Zegarra. Sería contraproducente como parte de su campaña. Además, es ilógico iniciarlas porque no serán culminadas en los meses que quedan.
¿El inicio de la fase preoperativa del Sistema Integrado de Transporte (SIT), anunciado para mayo y para la que ya se entregó la concesión de once de las doce rutas, también se pone en riesgo?
Tengo la impresión que el SIT fracasó, aun con estas concesiones. Este proyecto es muy complejo. Hay mucha demanda y conflicto para sacarlo adelante. Además, a nadie le queda claro su diseño. Se entregaron las concesiones, pero para seguir adelante se requiere un liderazgo, y ese liderazgo ya no lo tiene Zegarra y la persona encargada de la alcaldía tampoco lo tiene. Lamentablemente, es una obra que se quedará para el próximo alcalde.
Es decir, Zegarra priorizó su proyecto político personal sin dejar encaminada la solución a los principales problemas de la ciudad, pese a que tuvo dos periodos para hacerlo.
Y tampoco cerró nada. ¿Cómo será recordado el segundo periodo de Zegarra, por algunos intercambios? Su periodo acaba sin resolver el SIT, sin solucionar el problema del tráfico en Arequipa. Solo lo vamos a recordar por algunos intercambios y el hospital del adulto mayor.
Pero los intercambios no resuelven el problema del transporte, al contrario, haces un intercambio y a los cuatro meses ya está saturado. Lo que se incrementa es la movilidad privada porque no resolvemos el problema del transporte público, y mientras no ocurra eso seguiremos en complicaciones. Siento que el gobierno municipal de Zegarra no logró concretar absolutamente nada estratégico para Arequipa.
Con esos antecedentes, ¿qué podría hacer en el Gobierno regional?
(Sonríe). En el tiempo que falta, es imposible culminar algún tipo de obra relevante para Arequipa. Esa es justamente una de las grandes debilidades y un motivo de desesperación de Alfredo Zegarra como candidato a la región.
No logró cerrar algunas de las obras que hubiera querido. Se han ido cayendo. En algunos casos por presión de la ciudadanía, como el viaducto Salaverry. En el Centro Histórico tampoco hubo nada relevante. Pensó que su obra ‘histórica’ iba a ser la peatonalización de la plaza de Armas, pero no consiguió la aprobación de la Dirección Regional de Cultura y quedó ahí. Además, todo lo que tiene que ver con parques y forestación, ni hablar. En seguridad, ¿se disminuyó la sensación de inseguridad de la población?, no.
También está en cuestión el Plan de Desarrollo Metropolitano.
Por las incorporaciones de áreas verdes y la pretensión de incluir algunas invasiones. Eso también queda en el aire. El problema de la expansión urbana de la ciudad, pese a la creación del Instituto Municipal de Planeamiento, que es correcto, tampoco se ha resuelto.
Y claro, su Programa Municipal de Vivienda [Promuvi], que no entiendo por qué tuvo que ser tan malo, al final se cae por una cosa elemental: no puede disponer de los terrenos porque nadie se los ha transferido. Por eso digo que muchas de sus iniciativas no fueron concretadas.
A partir de esta experiencia, de tener a Alfredo Zegarra durante dos periodos como alcalde provincial, ¿qué debería priorizar el electorado en las elecciones de octubre?
La gente tiene que ser mucho más realista. Ya no hay reelección, [el siguiente alcalde] solo gobernará por cuatro años. Entonces, cuando hablo de realismo, me refiero a lo que se puede hacer en cuatro años. Las acciones pueden ser modestas, pero si están enmarcadas en una perspectiva de mediano y largo plazo, se avanza. Necesitamos autoridades realistas en un proyecto de continuidad de algunas de las obras.
Con [Simón] Balbuena se tuvo una idea del SIT, que se destruyó con [Alfredo] Zegarra, al margen de que si era buena o mala la propuesta. Luego, nos pasamos ocho años sin resolver el problema [del transporte público] y en el ínterin pensamos en maravillas que no se iban a dar [como el monorriel]. Si habría continuidad con lo que se deja, hoy estaríamos en otra situación.