Liz Ferrer Rivera
En Moquegua, la fe levanta enormes altares que parecen acercarse al cielo. Estas estructuras, llamadas posas, son parte de la tradición y religiosidad que se vive durante la Semana Santa en el distrito de Omate y la más elevada puede llegar a medir 30 metros de altura.
“Queremos que el Perú descubra la riqueza cultural, histórica y espiritual de Omate. Nuestra Semana Santa fue declarada patrimonio cultural en junio de 2010, y es una de las diez festividades del país con ese reconocimiento. Es momento de mostrarla al mundo”, señaló la gobernadora regional Gilia Gutiérrez Ayala.
Omate es un distrito andino que se ubica a tres horas de la ciudad de Moquegua. Su población construye en cada Semana Santa siete posas destinadas a las estaciones de la procesión del Santo Sepulcro, la noche del Viernes Santo. Solo en Moquegua se levantan este tipo de escaleras al cielo.
Una ardua tarea
Las construcciones de las posas están a cargo de los caseríos y anexos de Omate. Cada posa tiene tres “poseros”, el líder asume el armado de la parte principal, y los otros dos son responsables de las alas derecha e izquierda. Se usan más de 200 palos de madera en cada altar.
Félix Castillo Rodríguez, fue posero en 2024 y cumplió esta labor en innumerables ocasiones. Desde niño acudía a observar el armado de las posas, cuando todo se hacía a punta de machetes y hachas. Hoy se usan sierras eléctricas y otras herramientas modernas.
Para Castillo, participar del armado es una cuestión de fe e identidad. La madera que se usa proviene de los árboles de molle, eucalipto, sauce o huarango de Omate. En medio del olor de esas plantas, los hombres atan los troncos con cuerdas hasta formar las bases del altar.
Para crear las gradas del altar se usan bancas de maderas. Los altares pueden tener entre 30 o 35 peldaños y toda la estructura, ya acabada, se cubre con telas blancas y negras en señal de luto por la muerte de Cristo. Cada paso de la escalera lleva tres imágenes: Jesús, la Virgen María y otros santos.
La posa se completa con una mesa en la base, arcos y alfombras de flores en el suelo y su iluminación. A lo largo de todo el altar, las luces pequeñas de colores le dan un aspecto de escalera al cielo. Cuando se suman la música de la banda y la procesión, se crea un ambiente de fe y esperanza ante la tristeza de la muerte.
A la media noche del sábado, en los primeros minutos del Domingo de Resurrección, las telas negras de las posas son cambiadas por telas de color rojo encendido, simbolizando la resurrección de Cristo. Una nueva procesión se realiza, esta vez del Santísimo Sacramento que se detiene en cada una de las siete posas para bendecirlas y extender esta gracia a los poseros y todos los fieles que acompañan esta tradición.
Historia
¿Cómo surgió la construcción de las posas y otros ritos religiosos en Omate que le han valido la declaración de patrimonio cultural? La historia se remonta a la época de la colonia, tras el terremoto ocurrido el 14 de febrero de 1600, al cual le siguió la explosión del volcán Huaynaputina (en Moquegua).
La erupción continuó hasta el 15 de marzo y coincidió con el tiempo de Cuaresma. Durante esa época, varios poblados de Moquegua fueron destruidos, entre ellos Omate, y sus sobrevivientes vivieron en medio de la oscuridad por la lluvia de cenizas, estelas de fuego y temblores continuos.
La historiadora María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda afirmó que el desastre natural fue asociado con la ira y los castigos divinos a causa de los pecados cometidos por las personas. Por ello, los pobladores realizaron un conjunto de rituales y ceremonias religiosas en respuesta, que buscaban el perdón y el cese del desastre.
De este modo, las posas de Omate habrían surgido a raíz de los altares edificados en las esquinas de los atrios de las iglesias, para la evangelización ocurrida durante el Virreinato. Han pasado varios siglos y Omate no olvida sus rituales que, además de mostrar su fe, muestran también su identidad y cultura.
EL DATO
La gobernadora de Moquegua, Gilia Gutiérrez, sostuvo que entre 7 mil y 8 mil turistas visitan Omate en Semana Santa. En 2024 se acondicionaron diez viviendas como hospedajes. Este año esperan superar esa cifra y colocar a Moquegua como uno de los principales destinos turísticos en esta época del año.