Fiorella Romero Gómez
Profesora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Católica San Pablo
Los docentes de Matemáticas en educación superior, podemos identificar un problema muy recurrente entre nuestros estudiantes que inician su formación profesional: están muy acostumbrados a obtener respuestas a través de cálculos, pero no han desarrollado completamente la capacidad de usar esos cálculos en contextos aplicados.
Por ejemplo, si bien pueden calcular una derivada de forma rápida, y en varios casos pueden hasta interpretar su resultado, no pueden plantear una derivada a partir de un enunciado o problema que pueda presentarse en la realidad. Imaginen a un profesional con esta limitante; es un grave problema que los docentes buscamos corregir.
Usando terminología propia de educadores, el tema consiste en que los estudiantes tienen una capacidad de aplicación de procedimientos aceptable, pero una capacidad de solución de problemas muy deficiente. Aunque esta problemática ha sido detectada ya hace tiempo, en un reciente artículo científico que desarrollé, pude identificar que una de las principales causas en nuestro contexto es el alto enfoque procedimental con que muchos docentes de educación escolar conducen sus sesiones de dictado.
Lo mencionado podría escandalizar, pues contradice directamente el enfoque por competencias del currículo escolar. Pero es que, muchas veces, se piensa que la capacidad de solución de problemas consiste en lograr un resultado aplicando una secuencia de pasos lógicos, y esto es muy alejado de la realidad.
La capacidad de solución de problemas se refiere a la habilidad para abordar situaciones complejas o desafiantes de manera efectiva y encontrar soluciones adecuadas. Esta capacidad implica varios procesos cognitivos, incluyendo la identificación y comprensión del problema, la formulación de estrategias para resolverlo, la implementación de esas estrategias y la evaluación de los resultados obtenidos.
La situación se ve escalofriante debido a que, si los profesionales no pueden aplicar sus conocimientos para la solución de nuevos problemas; entonces no pueden innovar, ya que sólo se limitarán a aplicar de manera operativa un “molde” al que se les ha sometido. Podemos encontrar ejemplos de ello en muchas partes de nuestra bella, aunque maltratada ciudad.
Por esta razón, todos los docentes de educación superior tienen como labor utilizar un enfoque que esté verdaderamente centrado en la solución de problemas. Es decir, motivar a los estudiantes a que imaginen y planteen sus propias soluciones, introducirlos en la investigación científica para que permanezcan constantemente actualizados, y dejar de pensar que la evaluación es sólo calificar al estudiante por la aplicación de una fórmula.
Cada profesor tiene su propia perspectiva sobre cómo aportar al desarrollo de las competencias matemáticas del profesional del futuro. Como docente, les dejo de tarea aplicar la mejor de sus metodologías y herramientas como aporte para lograr un cambio.
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