¿Es necesario promover el ocio en las personas?

Rossmery Arce Delgado
Profesora del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo

Vivimos en una sociedad que considera el trabajo como una de las actividades más importantes de la vida, se nos exige estar en actividad constante sin descanso, sin importar las consecuencias que conlleven a nivel personal. Vivimos apurados e intranquilos, olvidando que también somos humanos y que nos agotamos.

Es por ello que, la necesidad del ocio en los tiempos actuales es menospreciada por todos, y confundida con el “ser ocioso”.

En nuestro contexto, se prioriza la productividad por encima de la contemplación, que es la dimensión que nos puede ayudar a descubrir nuestra verdadera naturaleza, nuestro propósito en la vida y encontrar un sentido más profundo en sus actividades.

Esta negación del ocio, como algo necesario y bueno para las personas, conlleva a mínimas oportunidades de espacio para la experiencia y percepción del mundo que, en el plano psicológico, puede desencadenar problemáticas en la salud mental, como neurosis o estrés patológico. Incluso, esta forma de vida enfocada en el trabajo es perjudicial para el desarrollo de la vida intelectual, ya no permiten la reflexión, la contemplación ni la exploración de las verdades más profundas de la existencia.

El trabajo es necesario para la supervivencia y para satisfacer las necesidades materiales de la vida, pero no es suficiente para satisfacer las necesidades espirituales y culturales de la vida humana. La libertad es necesaria para permitir que la persona tenga capacidad de reflexionar y contemplar en su tiempo libre, sin ser forzada a realizar actividades que no desea.

El ocio posibilita la «visión simple», como la capacidad de ver las cosas en su estado más básico y verdadero, sin ser influenciado por las preocupaciones y distracciones de la vida cotidiana. A su vez, permite desconectarse de las exigencias del trabajo y la rutina diaria, y recuperar el equilibrio emocional, mental y espiritual; siendo esto muy importante para la vida intelectual, permitiéndole al individuo tener espacio y tiempo necesarios para la reflexión y la contemplación.

Se puede afirmar que el ocio mantiene una relación estrecha con la salud mental de las personas, fundamentada en la práctica de este contemplar de la realidad, ejercicio que responde a nuestra misma naturaleza humana. En el mundo actual, la falta de apertura a mirar la realidad en sí misma, repercute en la manera en que cada persona responde a esta realidad, y al promover actividades como la contemplación de la naturaleza, la escucha de la música, la lectura de poesía o la conversación con amigos, podemos dar el salto para rescatar lo esencial y enriquecedor del ocio.

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