Bicameralidad

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

Luego de dos intentos anteriores frustrados, el Congreso alcanzó la mayoría necesaria para aprobar el proyecto de bicameralidad con 93 votos a favor, después de hacer algunas enmiendas; lo que demostró capacidad de deliberación y de que se puede llegar a consensos amplios para reformar la Constitución.

Se trata de una iniciativa del desprestigiado Congreso, que ha sido valorada positivamente por la mayoría de la sociedad civil y buena parte de los líderes de opinión, aunque algunos han hecho énfasis en que los congresistas con esta reforma podrán hacerse reelegir. Por un lado era de esperarse, dado que los congresistas no dan puntada sin dedal, pero al mismo tiempo se trata de un cambio con un amplio consenso y dependerá de los electores si premian con su voto a quienes hoy están y quisieran continuar.

Pero es importante porque, definitivamente, los países que cuentan con dos cámaras tienen mayor deliberación legislativa y al mismo tiempo se vuelve a abrir la posibilidad de hacer carrera congresal, algo que había quedado vedado con las reformas de 2019 y que había degenerado el perfil congresal por el interés personal a corto plazo a como dé lugar.

Esta propuesta tuvo como antesala la reforma que permite volver a la reelección de alcaldes y gobernadores la semana pasada, un cambio que no generó mucho ruido y sirvió para preparar el camino para esta que tiene más calado.

Un cambio que faltó fue acortar a 4 años, mismo periodo de gobierno de alcaldes y gobernadores, el del presidente y congresistas. Lo que ha demostrado nuestra crisis política es que presidencias de menos de un año no hacen bien, pero 5 años resultan muy largos ante malos gobiernos.

Salir de la versión móvil