David Miguel Chalco Pari
Docente de Ingeniería Civil de la Universidad Católica San Pablo
Al caminar por las calles de un distrito en crecimiento y observar las viviendas (construidas principalmente de albañilería, material compuesto mayormente por ladrillos de arcilla asentados con mortero), resaltan deficiencias estructurales, por ejemplo, el uso de unidades de albañilería de tipo tubular, conocidas popularmente como ladrillos pandereta, para muros portantes —aquellos que soportan cargas gravitacionales y cargas debido a efectos sísmicos—, lo cual no está permitido en nuestra ciudad, ya que no brindan la resistencia requerida para soportar las cargas mencionadas, tal como lo estipula la norma E.070 Albañilería del Reglamento Nacional de Edificaciones. Esta norma establece las especificaciones técnicas para el análisis, diseño y construcción de edificaciones de albañilería.
Entonces, es pertinente la siguiente pregunta, ¿por qué los propietarios permitieron esta situación en lo que probablemente es su principal inversión económica, su vivienda? Se entiende que los propietarios no conozcan las especificaciones de la norma E.070; sin embargo, los que fueron responsables del diseño y construcción de la vivienda, sí debieron conocerlas. Por tanto, podemos inferir que estos responsables no contaban con la formación profesional necesaria.
En este punto podemos introducir el termino ‘autoconstrucción’, que es el proceso por el cual, el propietario por sus propios medios, construye su vivienda sin contar con la asistencia profesional necesaria, tanto para la etapa del proyecto como para la de ejecución.
El termino autoconstrucción, muchas veces se identifica como construcción informal, cuando no son lo mismo. La construcción informal, implica que se incumple con el debido proceso administrativo, pero podrían intervenir profesionales. Lo que podemos afirmar, es que la autoconstrucción tiene la característica de ser informal.
En nuestra realidad, lo que comúnmente sucede, es que los propietarios por cubrir su necesidad de vivienda y al verse limitados en sus recursos económicos, recurren a la autoconstrucción. Generalmente, contratan a un maestro de obra, como responsable de la construcción de la vivienda desde el proyecto hasta la ejecución. Este maestro de obra, contrata a su vez a personal con experiencia en construcción, conformando lo que sería una microempresa informal.
Algunas veces, los mismos propietarios participan directamente en la construcción, por ejemplo, en el ‘techamiento’, que es motivo de celebración y de realización de ciertos ritos. Asimismo, la autoconstrucción se caracteriza por ser clandestina para evitar la imposición de multas y por ser ejecutada en etapas de acuerdo a la disponibilidad de recursos económicos.
Esta realidad se evidencia en las diferentes zonas urbanas de nuestro país. Se estima que alrededor del 80% de las viviendas en Perú, son producto de la autoconstrucción, siendo una problemática nacional que afecta, sobre todo, a familias de sectores económicos desfavorecidos.
El maestro de obra, sin duda, tiene conocimientos sobre construcción en albañilería, pero estos se basan solo en la experiencia y no en una formación técnico-profesional, produciendo una vivienda sísmicamente vulnerable, lo que representa un riesgo.
Se pueden mencionar innumerables deficiencias estructurales en las que se incurre, por ejemplo, el uso de unidades de albañilería no permitidas en función de la zona sísmica en la que se ubica una edificación y el número de niveles de esta. En la ciudad de Arequipa (zona sísmica 3), no está permitido el uso de unidades de fabricación artesanal (para viviendas de más de 2 pisos) y de los ladrillos pandereta. Otras deficiencias son: muros portantes sin continuidad vertical, insuficiente densidad de muros y errores en el proceso constructivo.
Incluso si utilizan unidades de mejor calidad (industrializadas), a veces el problema no radica en la calidad de los materiales sino en la configuración estructural, por ejemplo, podemos mencionar el problema del piso blando (cuando el primer nivel presenta alta flexibilidad por la escasa densidad de muros en tanto que los pisos superiores son más rígidos por tener mayor cantidad de muros), que puede causar incluso el colapso de la estructura.
Los efectos de la autoconstrucción, serán visibles cuando se presenten eventos sísmicos, observando fallas en los muros, como grietas a lo largo de una o ambas diagonales, volcamiento de muros e incluso el colapso de la estructura.
Asimismo, los daños en la edificación representan pérdidas económicas. Consideremos que reparar una estructura dañada puede terminar siendo mucho más costoso que demolerla y construirla nuevamente. Todo esto como consecuencia de no contar con asesoramiento profesional.
Finalmente, es importante centrar la atención en que, lo que está en riesgo, son las vidas de los peruanos, así como sus viviendas, que son sus hogares.
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