Renato Sumaria Del Campo
Director del quincenario Encuentro
El ‘ppkaos’ ha llegado para quedarse. Y para divertirnos un rato. El papelón político que está haciendo la bancada de Gobierno parece sacado de un guion de Risas y Salsa. Son tan enclenques como grupo que no pueden siquiera pelearle al fujimorismo los sillones del directorio del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
¿A qué se debe tanto desbarajuste? En realidad son las consecuencias de tener un partido formado por gente de aquí y de allá, sin más elemento común que el deseo de ingresar al Gobierno para gerenciar mejor algunas cosas. La implosión demoró muy poco: en cien días ya tuvieron más de un encontronazo mediático y acaban de expulsar a su primer colega de bancada. Y lo peor es que ni el fujimorismo ni la izquierda tuvieron algo que ver en los escándalos.
La cabeza tampoco ayuda mucho. Pedro Pablo Kuczynski es tal vez el más desestructurado de todos los miembros de su propio partido: consagra el Perú al Sagrado Corazón de Jesús y al mismo tiempo deja carta libre para imponer proyectos de ley proaborto; un día declara la muerte civil para los corruptos y al otro nombra a Alfredo Jalilie —exviceministro fujimorista de Economía sentenciado por corrupción— como asesor del Sistema Integral de Salud (SIS); alaba la elección de José Chlimper como director del BCRP —en clara contradicción a lo que mandaba hacer cualquier ejercicio de prudencia política— y en menos de 24 horas la critica diciendo que es muy polémica. Y la lista sigue.
Con tanto problema, es muy poco lo que a estas alturas se puede esperar del Ejecutivo. Y eso que recién acabamos de salir de los primeros cien días de gestión. Los esfuerzos del premier Zavala y de algunos pocos ministros no parecen tener eco en la opinión pública, que acaba de sancionar al presidente con una caída de cuatro puntos porcentuales en su índice de aprobación.
La situación amerita una recomposición de las prioridades del Gobierno si su afán es terminar los cinco años de mandato. Asoma como urgente la necesidad de establecer una alianza con algún grupo político. Lo hizo Perú Posible con el FIM, y el Apra con el fujimorismo. Humala no lo hizo con nadie y terminó… bueno, en realidad nadie sabe bien cómo terminó su mandato.
Sea lo que sea, Kuczynski tiene más de dos dedos de frente y la edad suficiente como para saber que no se puede gobernar sin aliados, aunque estos tengan la misión de defender al partido de gobierno de sí mismo.
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